jueves, 16 de junio de 2011

Tiempo de Vélez

Por: Lucas Taskar


(NOTA DEL EDITOR: Esta semana interrumpimos la programación habitual. Es tiempo de Vélez y, al respecto, mi hijito escribió una nota que también funciona como regalo del Día del Padre)


¿Cuánto tiempo significan dos años?

Dos años es mucho tiempo. Son más cosas las que pueden cambiar que las que tienden a mantenerse. Trabajo, pareja, estudio, salud, auto, celular, ropa y la lista puede continuar, pero no hay duda de que es un período suficientemente amplio como para hacer que se muevan numerosas cuestiones de la vida. Es mucho tiempo…

¿Es mucho tiempo?

Para ser un poco más precisos, fueron exactamente 667 días desde aquél 5 de julio de 2009 hasta el 13 de de julio del corriente año.

Todo empezó con un Vélez campeón y termina de la misma manera, un simple primer indicio de que el tiempo se detuvo. Nuevamente un título fortinero me encuentra alentando desde las tribunas del Amalfitani, pero también -y como en el 2009- desde los tablones de todas las canchas del país, haciendo paréntesis del resto de mi vida para ver al campeón.

Domínguez, Papa, Razzotti, Moralez, Martínez, Cubero y Zapata vuelven a ser figuritas repetidas en este plantel ganador del Clausura 2011, cada uno con un protagonismo casi calcado al que tuvieron en el 2009. Gareca repite lágrimas de emoción por llevar al club del cuál es hincha a lo más alto, Bassedas revaloriza al puesto de Manager y Fernando Raffaini sigue estando al frente de la institución, que se mantiene como club modelo de Sudamérica.

El ferretero de Sarandí sigue al frente de la AFA (bueno, tampoco podemos pedirle milagros al paso del tiempo), la violencia en el fútbol no se modificó y el periodismo basura todavía busca agarrarse de otras cosas como para no poner a Vélez en un primer plano, aunque muchos tengan que agachar la cabeza y admitir que, sin discusión posible, somos los mejores.

La foto del 5 de julio de 2009 es la misma que la del 13 de junio de 2010: victoria frente a Huracán y vuelta en Liniers.

Parecería que dos años son muy poca cosa…

Sin embargo, no hay que engañarse: el tiempo pone todo en su lugar, sobre todo si hablamos de fútbol. El título de Vélez no hace más que confirmarlo.

Algunos intérpretes pueden haber cambiado. Ya no estarán Rodrigo López, Larrivey o Cristaldo, pero nombres como Silva, Ramírez y Augusto Fernández hicieron que no haya que extrañarlos demasiado.
De la misma manera, no había que esperar demasiado para que joyas juveniles como Ricky Álvarez o Tito Canteros mostraran el trabajo en divisiones inferiores de Vélez, como en el 2009 había sucedido con Nico Otamendi.
Que esta vuelta el que esperó en el banco haya sido Montoya y no Barovero, fue apenas una circunstancia del juego.




A veces, de tan claro que se ve cuál es la manera de hacer las cosas bien, uno, desde el lugar del hincha, no entiende cómo los directivos de todos los clubes no van por ese camino que lleva a un terreno firme y reconfortante. ¿O me van a decir que los presentes de Lanús, Godoy Cruz e incluso Argentinos Juniors no lo demuestran?
Y si no se convencen, vuelquen la vista hacia Nuñez, Boedo o Parque Patricios…

Cuando las cosas se hacen mal, no se puede esperar demasiado a futuro.

El hincha es siempre el que más sufre, el que se mantiene fiel a su equipo sea cual fuera la situación del mismo, el que- frase trillada pero siempre vigente – “da todo sin esperar nada”. No tiene sentido buscarle explicación al sentimiento, me niego a hacerlo, porque Vélez es parte de mi vida, desde chiquitito, ahora y siempre, y por eso hoy me encuentro feliz y gritando “Dale Campeón”, como hace dos años.

En la actualidad estoy incursionando en el mundo del periodismo deportivo, lo que requiere la difícil tarea de intentar dejar de lado el fanatismo para acercarse lo más posible a cierta objetividad. Sin embargo -y por todo lo mencionado-, incluso desde el lugar de (futuro) periodista puedo decretar una frase que me identifica como el fanático que soy: ¡QUÉ LINDO SER DE VÉLEZ!


Finalmente quería remarcar que el dueño de este blog es una de las personas en la que más se ha notado el paso del tiempo al que me estuve refiriendo. Porque ni su esposa, ni sus padres, ni mi hermana ni yo hubiéramos apostado que Vélez pasaría a ser, junto con sus libros y sus películas, cita obligada cada fin de semana.

Y aunque esto es un motivo por el cual mi padre y yo compartimos cada vez más alegrías, no puedo dejar de admitir la extraña sensación que me genera llegar todos los días a casa y, después de un saludo, escuchar su ya automática pregunta: ¿alguna novedad velezana?
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6 comentarios:

  1. Para los que quieren ahondar en estos temas, recomiendo acercarse al blog viviendovelez.blogspot.com (de tal palo, tal astilla...)
    Y es verdad lo que dice este post sobre la sorpresa familiar por el fanatismo del dueño de este blog por el futbol dominguero; lo que me ha convertido -además de en "madre sufrida"- en "esposa intolerante-harta del futbol- odiosa de los relatores de futbol y todo lo que rodea al futbol". He dicho.

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  2. Bueno, Velez y el paso del tiempo han conseguido que Pablo pueda estar orgulloso de haber podido cumplir con su rol de marido: ¡Por fin ha conseguido que su esposa esté harta del futbol! ¡Eso es un macho, caracho!

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  3. Los comments de este post, incluído el mío, ya están poniendo las cosas al nivel de una comedieta costumbrista tipo Campanelli (o Campanella), por lo que se hace necesario aclarar que:

    - estoy muy feliz con el presente de Vélez pero, por sobre la obtención del campeonato, porque es un placer verlo jugar. Sus individualidades talentosas, se nota, se ponen al servicio de un equipo que no especula -nada de todos atrás para aguantar un resultado- ni declina una manera de salir a la cancha para encarar cada uno de sus partidos. Encima, los jugadores parecen pasarla bien -esos festejos circenses de cada gol revelan una unión y solidaridad que no podría fingirse- y, por ese camino, transmiten mucho disfrute.
    Por supuesto, esto se agiganta mucho más a la luz de la penosa actualidad de algunos equipos “grandes”, y ni que hablar respecto de las roscas grondonianas y el vodevil del descenso.

    - la nota de Lucas, además de informada y bien escrita, muestra –acaso involuntariamente- la tensión entre el hincha y el periodista que lleva adentro: un interesante desafío que tendrá que resolver sin dejar de admitir que siempre se escribe desde un lugar.

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  4. Hablando de lo que disfrutaron los jugadores de Vélez en el campo de juego, vaya este episodio que me divirtió mucho:
    Era el partido decisivo contra Huracán,el partido que finalmente le dio el campeonato, ese en el que los relatores te cuentan que todo es de vida o muerte,cuando las pulsaciones te traban las piernas y te convierten en un energúmeno desaforado.
    Foul contra Silva, que se revuelca un poco, (Vélez ya iba ganando) entra el carrito y lo sacan del campo.
    Al terminar el trayecto el Gran Gorila Blanco se baja, se mete la mano en un inexistente bolsillo y le dice al conductor: "¿Qué te debo?"

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  5. Lucas: aunque te parezca mentira, a la distancia estamos pendiente de los goles de Velez. No sé cómo hiciste pero nos convertiste en fans tuyos y de tu equipo, y hasta estamos orgullosos del triunfo. Que sigan tus éxitos y los de Velez.

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