sábado, 6 de junio de 2009

Bienvenido, Señor Mograbi

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Voy a desclasificar viejos archivos secretos, aunque todavía - ¿cuantos años pasaron?, ¿39?, ¿40? - me de un poco de verguenza. No sé, los chicos que hoy tienen 9 o 10 años parecen más piolas de lo que yo era a esa edad en 5to grado de la primaria; de otra manera no se explica mi credulidad ante semejante brainwashing que me propinaban algunas de mis morot (maestras de hebreo) cuando muy entusiastamente discurseaban acerca de las bondades de hacer aliá (literalmente subir; en realidad: pasar de la diáspora a vivir en Israel).
Una terrible que tengo indeleble en la memoria: "chicos, en Israel no hay asesinos, y si alguien quiere robar una casa antes le manda invitaciones para el teatro a los que viven allí". Con una frase como aquella, ¿cómo olvidar a la morá Mírele?
Por suerte, se puede escribir para exorcizar esas anécdotas y mostrar toda la ambiguedad que uno lleva adentro, porque, me apresuro a decirlo, fueron años en general muy felices para mí, y estudiar a la mañana castellano y a la tarde hebreo en un ambiente tan burbuja de clase media judía - recuerden: somos el pueblo del Libro -, resultaba confortabilísimo.

Como en una carambola de billar, esas sensaciones volvieron al ser espejadas por la secuencia de Venganza por uno de mis ojos (Avi Mograbi, Israel/Francia, 2005) en que una morá en la kitá (aula) de un beit hasefer (escuela) israelí, imparte una lección sobre uno de los mayores mitos fundantes y afianzadores de la identidad judía a través de los tiempos: el de Sansón.


En un ambiente distendido, los chicos levantan la mano para responder sobre el héroe bíblico que, habiendo combatido a los filisteos y luego perdida su fuerza cuando le cortan el pelo , ciego y parado entre dos columnas del palacio donde seguirán humillándolo, sólo le pide a Dios: "Señor, Señor, te lo suplico, acuérdate de mí. Dame fuerzas sólo una vez más, y de un sólo golpe me vengaré de todos los filisteos por la pérdida de mis ojos.", para luego, haciendo fuerza sobre las columnas, añadir: "Muera yo con los filisteos". El epílogo es conocido: Jehová, piadoso, se lo concede, y con su propia inmolación Sansón arrastra a la muerte a más enemigos que los que liquidó en su vida.

¡Cómo jugábamos a ser Shimshón (Sansón) en los recreos!

La opción de preferir morir antes de ser dominado, tan orgulosamente digna, también se presenta en la película con el ejemplo de Metzadá (Masada).


Guías turísticos ponen en situación a los visitantes, les explican que allí, asediados por ejércitos romanos antes de Cristo, los últimos sublevados judíos resistieron en esa altísima fortaleza de difícil acceso hasta que, inminente la derrota, decidieron incendiar el lugar y darse muerte ellos mismos antes que caer prisioneros.
A los extasiados visitantes, lo vemos, se les estimula a gritar fuerte: "¡¡Romanos, no nos rendiremos!!", y el majestuoso eco del lugar devuelve las voces.

Un tenue registro de haber entonado alguna canción sobre Metzadá en mis años escolares concurre al mullido recuerdo.

Pero lo que hace Mograbi, cinesta incomodante, con Sansón y Masada es tirar un boomerang que vuelve - contenido alegórico incluído - con el signo cambiado.
Porque, respecto del conflicto israelí-palestino: ¿no son los israelíes los filisteos del primer mito, y los romanos del segundo?.
El horror ante el terrorista palestino que se autoinmola en pleno centro de Tel Aviv, ¿no se resignifica a la luz de estas fábulas hebreas sobre una persona o grupo denigrado que prefiere explotarse a vivir una no-vida?, ¿no parecen describir también ellas la situación de la gente en los territorios ocupados?

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Reforzando esta línea de lectura, Mograbi, que en general suele protagonizar sus documentales en primera persona alla Moretti , se reserva acá un lugar bastante más lateral, mostrándose impotente en el diálogo telefónico en plano fijo que sostiene con un palestino al que nunca vemos y que le dice algo así (cito de memoria): "La gente en sus casas ya no valora su vida, está harta, y por eso los atentados seguramente habrán de aumentar, porque ya no les importa nada. Esto está empeorando. Avi, ¡ que tu país pare y haga algo para salir de esto ! "


Esas palabras desesperadas se refrendan en secuencias posteriores que documentan la cotideaneidad: chekpoints impidiendo el paso de ambulancias, corrimiento de campesinos que intentan trabajar, ancianas calcinándose al sol, niños palestinos rumbo a la escuela demorados horas en vallas alambradas; en esta última escena mencionada Mograbí -en off- discute violentamente con un soldado y se produce, a mi entender, el momento epifánico del film, cuando, exasperado, le grita: "¿De dónde sale la gente como ustedes?", el soldado responde: "De tu país" y Mograbi consiente: "Respuesta correcta", permitiendo que la complejidad de la situación se esparza en la conciencia del espectador.

Es que, si el cine no ayuda para pensar al mundo y para repensarnos a nosotros mismos, ¿para qué sirve?
En este sentido, ¡que viva la perspectiva psicologicista de Waltz with Bashir de Ari Folman, las canciones weill-brechtianas con que Mograbi expone en Z32 el absurdo sangriento... y también el kung fu en Intervención Divina de Elia Suleiman!
El riesgo, no obstante, existe, nuestros preconceptos podrían tambalear (y un poco nuestra infancia) pero hay que jugarse, aun ante la eventualidad de descubrirnos seducidos por el baile colectivo de los personajes más nefastos - los pro Netanyahu en el mitin político de Cómo aprendí a vencer el miedo y a amar a Arik Sharon, los ultraderechistas religiosos del partido Kach en el concierto rockero de la misma Venganza... -, lejos de la catársis liberadora de la danza comunitaria en Shara, cerca de la alienación.

Por eso, aunque provoque incomodidad, dolor, escisiones en nuestra identidad, e imposibilidad de reducir la realidad a lo binario - y porque el facilismo conduce directo al fascismo -, déjenme parafrasear otro título de este director y agradecerle: ¡ Bienvenido, Señor Mograbi !
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(Con mi reconocimiento a la sala Lugones del TGSM, por armar un ciclo dedicado a este director insoslayable).
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9 comentarios:

  1. Buenísmo Pablo..... así se empieza y luego se llega a jurado de los Oscar ...

    Saluti

    Gabriel Mirocznyk

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  2. Pablo, ante todo ¡te felicito por tu publicación en “El amante”!

    Yo no vi la película. Pero leí este post y ahora es como si ya la hubiera visto (me ahorraste una entrada y un kilo mas por los pochoclos).

    Me parece muy interesante tu punto de vista. Habría que ver qué pasa en la cabeza de alguien que se va a inmolar. Es cierto que la mora mírele (seguramente es la misma que tuve yo), decía cosas así. Obviamente antes de robar ningún israelí manda entradas para el teatro a la gente, tal vez para el cine sí, (es mas barato).

    Pero todo esto que decís me recordó algo que pasó hace poco: Israel antes de atacar una zona de gaza (o defenderse de los misiles que caían desde hacía años, según como cada uno lo vea), tiró panfletos invitando a que la gente salga de sus casas. En fin, tal vez la morá mírele nos dijo la verdad (aunque sinceramente no me gustaría que me invitaran a salir de esa forma, preferiría café por medio).

    Como se ve a todas vistas, es un tema tan escabroso que ni me quiero meter con eso. Lo que me parece interesante es la parte psicológica individual de la persona que se siente encerrada en un callejón sin salida y se inmola. El problema del que se inmola es que no ve otras salidas que seguramente llevarian mas tiempo, esfuerzo y lucha, a traves de vias diplomaticas, y que requieren de una concientizacion general, por supuesto.

    Ayer vi Smuldog Millionaire y me acordaba de lo que decías en Entre muros, que hay que ponerse en el lugar del que vive en un país con violencia, sin democracia (o con pseudo democracias como las que tenemos por estos lados del mundo), y tal como decís, es diferente haberse criado en una escuela de clase media con la morá mírele que en la calle entre la miseria y la explotación infantil. (aunque mírele no era una persona facil)

    O sea, hasta aquí es entendible que una persona en esas condiciones se quiera matar y llevarse unos cuantos puestos. Pero…. ¿Qué deberían hacer las personas que los rodean? ¿Dejarse matar? Yo no me dejaría matar por nada del mundo. O sea, entiendo también a la gente que necesita defenderse de los que ponen bombas. Me parece que hay que ponerse de los dos lados: del que prefiere matarse y matar antes que vivir asi, y del que quiere vivir y arreglar las cosas sin muertes, (y esto debería incluir el item “sin muerte de hambre”).

    Y esto ya no es cuestión de ideologías fascistas o izquierdistas, esto es una cuestión de supervivencia. Los que queremos vivir, ¿qué hacemos frente a un tipo que se hace auto explotar en el subte? ¿Te imaginas en el subte A, a las 3 de la tarde? ¿qué le diriamos?: ¿“te comprendo, tuviste una vida difícil, muramos los dos abrazados”? ¿O salimos rajando? Si me pasa algo asi yo me muero, bueno… si, justamente de eso se trata.

    No se, Pablo, me parece que el instinto de vida manda. Y en mí es tan fuerte que en el Bialik nadie podía matarme en el majanaim.
    Por lo menos yo (y creo que unos cuantos), cuando se trata de sobrevivir no tengo ninguna ideología ni fascista ni de la otra, corro mas rápido que nadie…

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  3. Carla:
    Ante todo gracias por dialogar con lo que escribí.
    En lo fundamental, lo primero que me propuse fue dar cuenta de cómo mejor sí hablar de ciertas cosas, aunque revisar momentos de un pasado idealizado implique a veces un poco de zozobra.
    Sé que hace poco via Facebook y afines se generó un megaencuentro de ex bialiks en el lugar donde funcionaba el colegio y que sus actuales propietarios - una congregación religiosa ¿cristiana? -, manteniendo la infraestructura tal como era y prestando gentilmente las instalaciones para el evento, posibilitaron revivir por un rato ciertos rituales, cierta exhumación de la alegría ingenua de los pibes que eramos, una manera de vivir queridos y protegidos. Justo en esa fecha yo no estaba en Buenos Aires y a posteriori, ante el entusiasmo transmitido por dos de mis hermanos, me preguntaba: ¿me hubiera interesado ir?, ¿habría ido?.
    No lo tengo muy claro. Le debo mucho a esa/mi escuela primaria, entre otras cosas una concepción humanista y solidaria, el sentirme actualmente orgulloso de mi judaismo laico, el abanico cultural en que fui formado (incluyendo, claro, mi indestructible inclinación por el cine y la literatura). Y hasta tengo un recuerdo afectuoso de todas las morot, tan cariñosamente (sobre)protectoras.
    Es justamente por eso que decidir estar abierto a otras voces y a otros ámbitos no puede sino generar desasosiego. Más allá de las frases desafortunadas de la morá Mírele, salvo que uno decida vivir en una burbuja, la herencia de esa educación humanista a mí me tiene que obligar a ponerme siempre del lado del otro y, en especial, del más débil.

    Eso sí, acuerdo en que la supervivencia es un tema primal, prioridad, precedente a las ideologías. ¡No quiero ser unabomber ni víctima de uno de ellos!
    Pero, fijate,, en ese ítem Sansón y Masada son ejemplos supremos de la ambigüedad: uno que decide matarse y liquidar al mismo tiempo a sus enemigos (antes que sobrevivir humillado), y los otros que optan por suicidarse (antes que sobrevivir esclavos)

    ¿Opiniones?

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  4. Pablo, que lástima que no viniste al mega encuentro, fue muy emocionante, algunos terminamos cantando abrazados con la morá Sara la canción “Sara shara shir sameaj…” Parecíamos borrachos pero no, estábamos simplemente descubriendo que no habíamos olvidado nada de lo que pasó “entre los muros” de esa escuela que nos formó, incluso en lo literario como vos decís: La mitad de las cosas que escribo para chicos están basadas en mis compañeros y compañeras del bialik (vos te salvaste porque ibas a otra kitá)

    Si, tuvimos la suerte de tener una educación humanista. A mi también me gusta ponerme del lado del mas débil. Pero… ¿quién es el más débil? ¿El que está alienado por lideres que en vez de fomentar la industria y el comercio, le lavan la cabeza para que se suicide y mate? ¿O el que mientras va a trabajar se entera de que cayó un cohete en la escuela de sus hijos? Me parece que en el mundo solo hay un equipo fuerte, los que toman las decisiones. La gente común, el laburante de cualquier bandera, es el débil.

    Con respecto a Masada los hebreos prefirieron suicidarse antes que caer como esclavos, pero no se llevaron puestos a nadie. Esa es una diferencia fundamental con la gente que se hace auto explotar. La otra diferencia entre los que te llevan a esa decisión desesperada, es que Roma era un imperio tirano que prohibía la libertad de cultos y en cambio Israel es una democracia que aceptaría a sus países vecinos y hasta comerciaría con ellos con la única condición de que dejen de explotar bombas. Los judíos de Masada no atacaban al imperio romano, o sea el imperio romano no se estaba defendiendo de nada.

    En el caso de Sansón sí, se llevó puestos unos cuantos, el capitulo de sanson se enseñaba en el Bialik como la historia de un tipo que se enganchaba todo el tiempo con chicas que no eran de la cole y tenia pésimas experiencias maritales, lástima que no existía la terapia de pareja. Algunas morot lo ensañaban como escarmiento para los que osaran animarse al matrimonio mixto…

    Sanson creo que sí podría ser el ejemplo de un tipo que antes que vivir como vive prefiere auto explotarse. Pero aun él, al igual que los actuales inmoladores, habría tenido otras salidas y no las aprovechó. No tenia por qué incendiar las cosechas vecinas ni matar animales y gente al estilo Rambo. Podía haber negociado. Pero indudablemente le faltaban dos patitos de la fila. Era un tipo caprichoso y sin demasiadas luces, a mi entender. Y fue juez de Israel 20 años! No lo entiendo, un tipo que mata animales e incendia cosechas… yo no lo hubiera votado. Y encima conquistaba a las chicas mas lindas! y bueno, es la ley del embudo.

    Pero ves? Eso es algo muy bueno que tiene el Tanaj: no repara en mostrar los defectos humanos del “pueblo elegido”, no los pinta como gente perfecta. La autocrítica me parece algo muy valioso en cualquier cultura

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  5. Muy profunda la nota. Me veo en ella, nos veo, aunque no pocos parientes sí revuelvan en sus prejuicios o en sus cómodas ideas. Abrazo.

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  6. Carla, “la gente común”, “el laburante de cualquier bandera” (más los desempleados, los marginados, y categorías aledañas) sin duda son/somos los débiles, los peones desechables en el tablero de ajedrez corporativo denominado mundo.
    Pero tengo un poco más de reparo cuando sugerís la menor debilidad de “el que está alienado por lideres que en vez de fomentar la industria y el comercio le lavan la cabeza , [a la gente] para que se suicide y mate”
    (Bush, por ejemplo, un líder bien occidental, gracias a la coartada del 9-11 esgrimió la bandera de la inseguridad de EEUU para terminar adoctrinando, mintiendo, invadiendo, torturando y provocando matanzas de millares propios y ajenos de todos lados, y de paso “fomentando la industria y el comercio”, eufemismo para hacer sus negocios).
    A “El que mientras va a trabajar se entera de que cayó un cohete en la escuela de sus hijos”, fácil de ubicar como israelí según tus coordenadas, lo valorás más positivamente - tiene, frente al “alienado”, un trabajo: es útil - , pero está en el mismo nivel de desprotección que el palestino civil bombardeado, o sin comida ni recursos, cuyos hijos también pueden morir o, literalmente, explotar.
    Igual, más allá de donde uno pone, por su propia historia y por sus afectos, su corazoncito, reconozcamos que la cosa es muuy compleja.
    Para decirlo claramente: quiero a Israel, me peleo con Israel, no soporto que Hamas o Amadinejad lo nieguen como Estado, y sufro tanto con los cohetazos palestinos al Norte como con las acciones agresoras israelíes. Ah, y en relación a esto último, no confundo la cultura judía con las políticas actuales que Israel hoy implementa.

    Bueno, dicho esto, también reconozco – por si no quedó claro en el post – la ambigüedad implícita en las ganas/no ganas que tuve de concurrir al evento bialikero.

    Y una última cosita: ¿qué hubiera pasado en Masada si los judíos resistentes hubieran contado con la tecnología armamentística actual, esa que permite hacer mucho daño aun en condiciones de inferioridad numérica, ¿se hubieran suicidado sin matar previamente unos cuantísimos romanos?.
    Nunca podremos saberlo, pero se podría escribir una buena novela sobre esto, ¿no?

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  7. Pablo, sabes que si terminas un comentario con una pregunta yo sigo escribiendo. No lo puedo evitar.
    (Un signo de exclamación causaría el efecto contrario, por supuesto).

    Con respecto a la ambigüedad frente a un reencuentro de ex compañeros, en el fondo creo que nos pasó un poco a todos. Uno se pregunta: ¿Estarán iguales mis compañeros? ¿Me dirán que estoy igual o, agarrándose la cabeza, me dirán: “¿Qué te pasó? ¿Te atropelló un tren?” ¿Se decepcionarán de que no llegué en la vida a todo lo que se esperaba de mí o se sorprenderán de que pese a mi “leve retraso”, por lo menos tengo un trabajo y un DNI?

    Hay una película argentina “Regresados” que habla sobre estos reencuentros y todo lo que mueven, y cómo resignifican de la historia de uno. Y al día siguiente viene todo lo que uno se cuestiona después de la reunión… “¿Hice bien en cortar con ese chico? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos seguido?” o “Menos mal que no me casé con aquel, tiene cara de asesino serial, seguro que ese collar de asimoním es de sus víctimas”

    En la peli hay una mujer no sabe si ir o no al reencuentro, pero al final va, y es muy interesante lo que pasa (no lo cuento por si la van a ver). Que buen film, es mas, me llamó la atención que pasara sin pena ni gloria por la pantalla grande. (Pasa eso con algunas películas argentinas como por ejemplo “La suerte esta echada” de Sebastián Borenstein, a veces la taquilla sólo depende del marketing…)

    Es muy interesante lo que decís acerca de que considero al laburante como un tipo “útil”. Si, puede ser. Pero también entrarían en esa categoría los desempleados, como bien decís, o sea toda persona que tenga intenciones de producir, crear, inventar, construir, aunque no lo consiga… y sí, a ese lo considero mas útil que al que destruye, sea por la causa que fuera. Es cierto. Pero no “útil” en el sentido utilitario, no como un engranaje anonimo y desechable, sino como un ser que aporta a que el mundo sea mejor.

    En cuanto a Bush… ¿qué te puedo decir? A ese también la faltan dos patitos de la fila, por supuesto. No me trago yo tampoco que le interesaba instaurar la democracia en Irak, le interesaba tanto como instaurar las democracias latinoamericanas… Imaginate lo que le puede importar… Obviamente son puros intereses económicos. Y es mas, siempre tengo la sospecha de que el 11/9 fue una especie de Pearl Harbor. En eso estamos de acuerdo. Pero a Obama ¿qué le interesará? ¿Será realmente la persona íntegra que parece ser? Ojalá que sí. El tiempo dirá.

    Si en Masada hubiera habido mas tecnología seguramente habrían destruido a muchos romanos. Pero es lo lógico, ellos empezaron (o como decian algunos buchones del bialik “Hu mafría”). Si eran tiranos imperialistas que se la banquen. Se que mucha gente liga Israel con imperialismo, pero a esta altura ya deberian darse cuenta de que son caprichos de la historia. Como justo en esta época Estados Unidos apoya a Israel, la gente hace el silogismo (que en realidad es falacia): EEUU es imperialista- EEUU apoya a Israel =Israel es imperialista. Pero son apoyos pasajeros, en 1948 la URSS fue quien mas apoyó a Israel. Y la cosa se va a dar vuelta miles de veces mas

    La gente que quedó sin comida y sin recursos en Gaza por supuesto que no merecía estar así. Fue un horror que ojala no se repita nunca mas. Pero son victimas de sus líderes que los ponen como escudos humanos. (Es inconcebible que haya habido túneles de armamentos debajo de escuelas y hospitales de la ONU. Un tipo que se esconde, junto con sus armas, debajo de chicos de 6 años es un canalla, es algo imperdonable)

    Y por último quiero aclarar que… yo no siempre fui asi! Juro que una vez voté al PI!!! Pero (lo confieso) fue para no contradecir a un novio que tenía. ¿Qué me paso? O como a veces digo: ¿Y mis sueños de la habana vieja? ¿O soy una vieja que come havana? Bueno, no se qué pasó, pero yo de chica tocaba todas las canciones de Silvio Rodríguez en la guitarra, y todavía lo hago cuando nadie me ve…

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  8. Cortito y al pié: recordé "Paradise Now", una película en donde dos pibes son reclutados para inmolarse en un atentado: amigos desde una infancia llena de privaciones en Cisjordania - afixia israelí -, y también víctimas del fanatismo respirable en los ambientes en que se mueven,a ambos los eligen, los preparan y los motivan a sentirse felices por su destino kamikaze - asfixia palestina -, asegurándoles, además, que irán directamente al paraíso (donde supuestamente, no se si esto está en el Corán,los están esperando cerca de 20.000 vírgenes). No cuento lo que va pasando luego, porque vale la pena verla y asumo, porque se estrenó en los cines, que está en los videoclubs; pero es útil traerla a colación porque, en definitiva, se trata de víctimas, personas atrapadas entre dos fuegos, los dos igualmente opresivos.

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