viernes, 1 de octubre de 2010

Tres paseos por un bosque. Un paseo por tres bosques.



Los papás de Yuki se van a separar.
Papá se quedará en Francia, ella irá con mamá a Japón.
Yuki no entiende bien cómo es eso de que se acabe el amor.
Pero no acepta separarse de su amiga Nina, y ambas huyen al bosque.

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Los papás de Chihiro se siguen queriendo, no es lo mismo.


Sin embargo, se mudan a otra ciudad y ella también dejará a sus amigos.
En la ruta, el coche familiar atraviesa ese mismo bosque.



El verde envuelve a Yuki, hay algo allí que la impulsa.



Cuando frente a un extraño paraje el auto se detiene, Chihiro baja y comienza a caminar, a internarse en la espesura.
Tiene miedo, perdió de vista a sus padres, pero aún así...



No lejos de allí, Machiko y Shigeki juegan por la floresta.
Parecen niños, pero sólo fingen serlo por necesidad de apartar el dolor.


Shigeki es un viudo que hace treinta años padece la ausencia de su mujer.
Machiko aceptó trabajar en ese hogar de ancianos para no pensar en su hijito fallecido.

Las gigantescas arboledas y el sol a contraluz los deslumbra.
Atardece. Se han extraviado.



- Estoy sola - percibe Yuki.
Lo frondoso, sin embargo, parece abrirse hacia una salida.



- ¡Estoy sola! - casi grita Chihiro.
Un tunel llama su atención e ingresa en él.



- Estamos solos - se dicen sin hablar Machiko y Shigeki -, pero nos acompañan los espíritus que debemos despedir - comprenden.
Cae una lluvia torrencial: el bosque los retendrá esa noche.



Yuki sale por ese pasaje maravilloso solamente reservado para ella y se descubre en Japón.
Tiene nuevas amigas y más de un idioma propio. No pierde a Nina, ni a papá ni a Francia, sólo los verá menos.
También aprende que hasta dentro de algunos años, seguirá agitándose al compás del viento que soplen los adultos.



Chihiro, insegura, llega a un pueblo habitado por seres fantásticos. Allí le arrebatan su nombre y debe valerse por sí misma para recuperarlo.
Como nos pasa a todos, en el camino conoce brujas, dioses y dragones, algunos la ayudan, otros no.
Pero cuando la aventura culmina y el coche se aleja, sus padres no le creen una palabra de lo sucedido.



La joven Machiko abriga al viejo Shigeki con su cuerpo durante el frío de la madrugada.
Luego, las ramas se sacuden como llamadores o como voces, y ambos logran saludar por última vez a sus muertos queridos.
Purificados, ya sin rastro del dolor que los había reunido, comienzan a sentirse extraños entre sí y, simplemente, se despiden.
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El bosque no ha vuelto a verlos.
Ni a ellos ni a las dos niñas.
Pero permanece. Y habitado por minúsculos espíritus.



Las fotos pertenecen a los films:

Yuki y Nina (Hippolyte Girardot y Nobuhiro Suwa, Francia y Japón, 2009),
El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, Japón, 2001),
El bosque de luto (Naomi Kawase, Japón, 2007),
Princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, Japón, 1997).
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3 comentarios:

  1. Lo más lindo que leí en mucho tiempo!
    A veces, la oscuridad de afuera ilumina el adentro...

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  2. Coincido con Maré. Es un texto muy lindo. Y Yuki y Nina es la película más linda que ví este año. Está bien que ví muchas porquerías, pero, con sus loquitos (porque tiene algunos hacia el final) y todo, YyN me sorprendió mucho. ¡Especialmente la actuación de las nenas! Mi parte favorita es cuando el papá la encuentra a Yuki en el bosque y ella está muy al natu, angelada como si nada hubiera pasado. Y con lo que quedé LACIA fue con el corte en el que juegan los nenitos en la casa de esa viejita. Increíble...
    Obvio, ¡es el Viaje de Chihiro hecha peli!

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