sábado, 22 de agosto de 2009

Educación cinéfila: el triunfo de la voluntad (paterna)

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A mi papá, por supuesto.

Sensible y hormonal, el pibe de 16 va derrapando en sus estudios mientras el padre, preocupado, avizora el desastre; entonces le propone largar el colegio para vivir a su aire - excepto drogas -, pero comprometiéndose semanalmente a ver tres películas junto a y escogidas por él en plan de educación no formal.

Una muy buena idea estructurando una novela que gira sin matices sobre su eje hasta hacerse olvidable .
No obstante, en virtud de su punto de arranque, esta Cineclub del canadiense David Gilmour me interpelaba por partida doble: como hijo y como padre.

La victoria de papá

En principio, el libro me atraía por mi propio pasado infanto adolescente de envión cinéfilo familiar en domingos de comer afuera + cine (período golden age de la clase media porteña). Y con el Electric de la calle Lavalle y el Cosmos de la avenida Corrientes, q.e.p.d. ambos, como salas emblemáticas de esas salidas.

Algunas películas - de las tantas - elegidas por mi viejo que en el recuerdo representan ese aleatorio período formativo:






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El fascismo al desnudo (Mikhail Romm, 1965, URSS) o "conoce, hijo, las atrocidades de los nazis en el documental que los soviéticos armaron a partir de imágenes propagandísticas que filmó Goebbels".

















Me compré un papá (Ilya Frez, 1962, URSS) o "mira a ese niño Dimka convencido de que a su madre no le alcanzó el dinero para proveerle papá y yendo a comprar uno con sus ahorros, pobrecito". En la evocación, ésta se me confunde y entremezcla con otro "hit"(¿?) de aquellos tiempos: Saltando los charcos (Karel Kachyna, 1970, Checoslovaquia) sobre un chico idealizando a su padre - toma subjetiva viéndolo a través de un caleidoscopio de colores - y, si la memoria no me falla, anhelando cabalgar. Como sea, ambos destilaban un humanismo ramplón puro y duro frecuentemente sobrevalorado en casa.




















La esclava del amor (Nikita Mijalkov, 1976, URSS) o "la apasionante historia de la toma de conciencia bolchevique que emprende una diva del cine mudo a través del amor". No sé si mi papá estaba enamorado de la actriz protagonista o qué, sigo sin explicarme el entusiasmo por este bodoque. (Gran parte del estereotipo "películas rusas pesadísimas" es responsabilidad de lo perpetrado por Mijalkov a lo largo de los años).




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Buenas noches Alejandro (Yves Robert, 1968, Francia) o "prestá atención, hijo, la vida es para disfrutarla; las cosas...ya van a llegar, no vale la pena romperse el alma trabajando". El campesino que hace Noiret, liberado de trabajar como un burro al morir su esposa explotadora, decide vivir como quiere, haciendo lo que se le canta y, sobre todo, fiaca. Chapeau en ésta, mon papa, porque comulgaba con tu credo y lograste elevar sus postulados a un dogma inquebrantable vigente para vos aun hoy. Por otra parte, tal como pasa en el film, la "gente" ve en quien no vive para producir - y es feliz - un elemento incómodo y potencialmente subversivo: ¡peor para ella! Buenas noches... es la demostración de la sustentabilidad de las teorías políticas de mi viejo.




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Reto a Muerte (Steven Spielberg, 1971, EEUU) o "fijate qué nervio ese director para tenernos agarrados a la butaca haciendo jugar sólo un auto, un camión y una ruta". Cuando terminó la proyección en el Monumental de la calle Lavalle hubo una intuición compartida padre-hijo: este tipo es una cosa seria, qué talentoso, ¿de dónde salió?, habrá que seguirlo... (mi viejo: "aparte, debe ser de la cole" = puntos valorativos extra). La cuestión es que, así como la leyenda marca que Argentina "descubrió" a Ingmar Bergman, nosotros dos "descubrimos" que iba a existir - y gravitar - un Steven Spielberg.

Además, a fines de los 60´s y principios de los 70´s, sin opción de comprar, grabar o "bajar" películas, con la única posibilidad de volver a verlas si las reestrenaban - poco probable, salvo elefantes como Lo que el viento se llevó, Lawrence de Arabia o ¡Esto es cinerama! - o esporádicamente en cinematecas, poder transmitir el entusiasmo que te generaba un film implicaba afinar tu competencia narrativa oral. Lo tenías que contar a los demás con cierto timing, atento al argumento y a transmitir cómo se desplegaba en pantalla.
Recuerdo noches familiares en que los relatos se armaban colectivamente, arrancando uno y completando con detalles otro, siempre con el objetivo de entusiasmar al ocasional interlocutor para que, cuando dieran tal o cual película, no la dejara pasar.

No todo, por supuesto, era tan idealizable, y en el pack cinéfilo educativo de mi viejo también se colaban las comedias populares de Louis de Funes (vistas desde la actualidad, absolutamente indigeribles),












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así como las de Los Cinco Locos (como conocíamos por aquí a Les Charlots, que a veces eran cuatro, pero en los títulos que les inventaba el distribuidor permanecían cinco).












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Ya cerca de la dignidad, El Distraído (Pierre Richard, 1970, Francia), o las de Trinity, en especial la primera Me llaman Trinity (E.B.Clucher, 1970, Italia),



relectura spaghetti de Siete Hombres y un Destino de Sturges que a la vez releía Los Siete Samurais de Kurosawa: hilos de la historia del cine que, con pasión, empezaría a despuntar un poco más adelante.




Un misterio:















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¿qué era, qué quería significar ese afiche con el tipo desgreñado de ojos lunáticos mirándote y esgrimiendo una carta en la puerta del cine Cosmos? En ese entonces me quedé con el interrogante. Faltarían unos cuantos años para zambullirme por las mías en el mundo de Werner Herzog - un tipo de director que mi papá ignoraba olímpicamente (¿por ser alemán?) - y resolver El Enigma de Kaspar Hauser.

Sobresaltos también los hubo. Un ejemplo: cuando los hermanos eramos muy pequeños y nos hallábamos en el preescolar de la formación cinéfila (es decir: cuando la rutina dominguera luego del almuerzo consistía en ir al cine Real con mamá y papá a ver dibujos animados), cierta vez se nos propuso un gran desafío:
"¿Se animan a ver una película "de verdad"?
Y como nuestra respuesta fue un categórico sí, nos llevaron al cine Arizona a ver La Momia, con Peter Cushing y Christopher Lee. Consecuencia: incontables noches pidiendo que dejaran prendida la luz del pasillo que daba a nuestra pieza.
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Detalles nomás en un contexto de posteriores nuevos descubrimientos audiovisuales, como los que experimentaba en sabatinos programas ¡triples! acompañado por amigos en el cine Atalaya (otro q.e.p.d.), en donde en una sola tarde podías pasar de John Wayne a Peter Sellers y luego, curiosamente, a un objeto no tan facilmente encuadrable como El Niño Salvaje, el primer Truffaut que conocí. En una búsqueda arqueológica ubicaría la adquisición de mi eclecticismo degustativo en esas coordenadas de Canning y Córdoba.
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Eso sí, los lunes en el colegio me sentía bastante solo frente al saber futbolístico de mis compañeros, ese mundo tan ajeno e indescifrable...
(Aproximadamente 30 años más tarde, la pasión contagiosa de mi hijo por ese deporte provocó el milagro de acercármelo, hinchar por su equipo y...entender cómo se suman puntos en un campeonato).
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Flashforward...
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El año pasado mi viejo estuvo internado durante casi un mes, gravemente enfermo. Una imagen difícil de soportar frente a su perseverante vivir libre de ataduras.
Una noche sanatorial, acompañándolo en esa habitación de luz mortecina, suero y lipotimia, me topé con la gran Taxi Driver en medio del aburrido zapping televisivo.
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La volví a ver enterita, paladeando la historia, su realismo sucio, la entrega de un De Niro aun no aggiornado y, aquella vez destacándose más, el crescendo infinitamente triste de la melodía de Bernard Herrmann. En simultáneo, contemplaba a papá casi dormido y corroboraba lo mucho que le debía en relación a mi capacidad de gozar de los films en toda su dimensión.
Un tributo íntimo, silencioso.
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Hoy, repuesto, ya no parece interesado en eso que tanto le gustaba tiempo atrás (supongo que me pasó la antorcha), y es ahora mi mamá la que pide material (“pero no esas raras que solés ver vos”). Un chispazo de aquel entusiasmo reapareció cuando ella lo sentó a ver la japonesa Departures que yo le había arrimado; acaso debido a su cálido tratamiento de los afectos, la vejez y la muerte.
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A los amigos, a la familia, lo cierto es que disfruto prestando los bocados que voy consiguiendo. Mi cinefilia nunca fue de ghetto y, en ese sentido, al propiciar desde mi infancia una manera de entender el cine, mi viejo logró moldearme parecido.
La experiencia de una película - lo heredé de él - sólo se completa al compartirla con aquellos que amamos.
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Eso sí papá, admití que te salí un poco freak .
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25 comentarios:

  1. En esos términos, los de padres e hijos en los cines, he de decir que en mi caso, mi viejo escogió Toy Story. Le gustó infinitamente más que a mí (que ahora sí la aprecio)

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  2. El Numero 3 (jamon del diome)22 de agosto de 2009, 9:50 p. m.

    Querido hermano:

    Gracias por este viaje por el tiempo. También por la gentileza de no mencionar, en el párrafo de La Momia, aquellos míticos zafarranchos vomitativos (¿o gomitativos?) con los que uno de la prole (más precisamente, yo) solía reaccionar cada vez que veíamos una de miedo.

    Abusando de tu memoria y de tu capacidad analítica, y en la medida que lo consideres relevante, te pido que hagas alguna referencia a las siguientes pelis que no aparecen en la nota pero también circulaban por nuestro hogar como gemas que nuestro padre recomendaba:

    -¿Sabes quién viene a cenar hoy a casa?
    Si no me equivoco, minita presenta novio afroamericano -Sidney Poiter- a sus conservadores padres... que al final lo aceptan, al comprender que es una gran persona (o que no era tan grone como creían)

    -La Hora 25
    Algo sobre un alguien que huye de algo. Es todo lo que recuerdo.

    Y no olvidemos todas las Palito, Sandro, Raphael, Elio Roca, etc. (generalmente en funciones dobles o triples, en cines de barrio como el Regio) a las que nuestros progenitores nos enviaban, vaya a saber por qué (bueno, tengo al respecto una teoría, pero es un tanto delicada y no pienso hacerla pública. Solo te transportaré al momento en que regresábamos a casita y ops, el Winco de la cocina estaba en el pasillo, bien cerquita del dormitorio de ellos. (Un sicólogo aquí!)

    Supongo que en las próximas horas vendrán a mi memoria otros hitos.

    Un saludo cinéfilo, y gracias también por continuar con la tradición de recomendar obsesivamente películas.

    Richard R. Richard

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  3. Y encima se llamaba Alabama:
    Lo que a ti te ha pasado con Toy Story, a mi con Tiempos Modernos de Chaplin.

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  4. El Numero 3 (jamon del diome):

    "Sabes quien viene a cenar"
    es un bodriazo políticamente correcto avant la lettre con Sidney -negro "oficial" de Hollywood de los 50´s y 60´s- Poitier.
    Lo que me impresiona mucho es cómo nuestra memoria hace caprichosamente cut & paste, fijate que al título le agregaste un "a casa" que no corresponde a ese film pero SÍ a otro de los clásicos insoslayables de nuestro padre: "Venga a tomar el café a casa", una tanada con Ugo Tognazzi que, por lo que intento recordar, trataba de un tipo que entraba en el hogar de unas viejas hermanas solteronas y se las iba cepillando de a una.
    El mecanismo inconsciente que hizo que agregaras al primer título palabras que le correspondían a otro (también pertinente pero no manifiestamente recordado), generó un efecto bola de billar en mi cerebro que culminó con el nombre de la peli explicitándose. Digno de una de Resnais.
    De paso - y siguiendo con los rulos de la memoria obsesiva -, el director de "Sabes quien...", Stanley Kramer, también dirigió...¿adiviná cuál?: "El mundo está loco, loco", comedia yanqui superproducida que adorábamos en la época de muestra primaria, (¿te acordás de su tarareable musiquita?, ¿y de la fabulosa secuencia de títulos iniciales animados por Saul Bass?)

    Sigo luego.

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  5. El Numero 3 (jamon del diome):

    De "La hora 25" puedo rememorar a Anthony Quinn arreado a los campos de concentración con los judíos (siendo no judío) por culpa de un oficial nazi que se quería quedar con su mujer. Pasaban varias cosas y luego de varios giros argumentales lo llegaban a identificar inclusive como...¡ejemplo del ideal ario!.
    Pero lo más saliente resultaba el hecho de que su visión disparaba graves - y, sobre todo, laaaargas - reflexiones de papá sobre el destino del hombre, la condición judía y la responsabilidad del individuo en la construcción de su vida. Lo más cerca que se estuvo en casa de la reflexión existencialista de cuño sartreano.

    Gracias, entonces, no tan misterioso Richard R. Richard por tus estimulantes incitaciones al recuerdo, pero lo que no puedo perdonarte es que hayas mencionado tan impunemente al cantante "Elio R..." cuando, como todo el mundo sabe, TRAE MALA SUERTE, facilmente solucionable si te hubieras referido a él llamándolo "Elio Piedra", cosa que no has hecho.
    Conque, si me engripo o no me anda la compu, ya sabés de quién será la culpa.

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  6. Muy buen post, Pablot. Nunca mas apropiado el nombre del blog.
    Como hermano menor, apenas alcancé a vivir esta edad de oro que describis.
    Gradualmente, los años de cine y restaurante domingueros fueron condensados en recomendaciones fervientes en video, de un papá acaso mas fundamentalista, lease: "Esta pelicula te va a cambiar la vida" o "Este film demuestra lo tirano que es el mundo, en contraste con nosotros, que somos tan buenos".

    Igual no todo fue "poesía soviética o italiana". Ya en los 80 el combo incluia tambien muchas trompis. Mis ultimas imagenes junto a papá en el cine son viendo "Rambo", "Comando" o "Karate Kid" (Incluso creo cual Daniel-son haber limpiado el Farlaine)

    Era muy grato ver junto a papá una de sus recomendaciones y comprobar que todo era tal cual como él predicaba.
    Indudablemente, el cine fue uno de sus canales preferidos para enseñarnos cosas que en lo cotidiano le eran un enigma.
    Amigos mìos solían señalarme que cuando hablaba siempre mechaba citas cinefilas. "nunca de la vida real, no?"- me decían.
    En fin.. Me despertaste las ganas de volver al cine con papá. ¿Vendrá? Tal vez lo haga si luego le invito un café en "Kings" (R.I.P)

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  7. Pablito:
    estoy emocionado y abrumado por el homenaje que me haces y no se hasta que punto me lo merezco;si bien intente compartir con vos mi gusto por el cine,habia otras razones que me movieron a hacerlo,principalmente que me acompañaran mis hijos por el gusto de verlos disfrutar peliculas que yo consideraba importantes para la formacion y sensibilidad de ustedes; me llama la atencion tu memoria en la mencion de los films que mas me impactaron, y por otra parte qué suerte que no tomes en cuenta algunos episodios que tal vez no fueron tan agradables en alguna etapa tuya y mia.
    El texto escrito por vos me enorgullece y me cambia el humor,y me fortalece,gracias!!

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  8. Manuel T:

    O sea, a vos te tocó vivir la fase reloaded fast and furious del viejo, pero qué querés que te diga...ese fundamentalismo por las "lecciones de vida" en envase fílmico, denso y todo, resulta infinitamente menos dañino que el religioso(éste sí peligrosísimo, en tanto toma por real la ficción que inventa y entra a amontonar cadáveres).

    Cierto tambien que Rambo - una excelente película bastardeada por sus secuelas - circulaba como recomendación en el ámbito hogareño, lo que no tengo tan claro (o no recuerdo) es que el Maestro Miyagi de Karate Kid entusiasmara a papá como sí lo hacía otro viejito oriental, el de la coproducción ruso-japonesa Dersu Uzala: uno de sus musts en el cine Cosmos.

    Estoy muy contento, porque siento que el post obró de magdalena proustiana y está haciendo emerger momentos gratos muy atesorables (¿será ésta la memoria colectiva?).

    Una más, Manuel T, no dejes que te engañen, la realidad siempre imitó a la ficción, y no viceversa como te quiere hacer creer esa gente supuestamente centrada a la que llamás amiga.

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  9. Siendo este un post eminentemente familiar, pero como en mi constante búsqueda de una familia sustituta, la de los Taskar ha sido lo más parecido a una, me atrevo a deslizar un comentario un poco tangencial pero, como diría Tanguito, el cholulismo es más fuerte.
    Elio Piedra llegó desde su Chaco natal, desconocido pero ya cantante, lamentablemente, para instalarse por casi un año en Banfield en la casa de la mejor amiga de mi vieja, a dos cuadras de la mía, de donde luego partiera hacia la fama.
    Después de ese efímero contacto en mi infancia y luego de analizar el percurso de mi vida, puedo asegurar que la tesis enunciada por PabloT es absolutamente válida.

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  10. Rody:

    Como a mi manera de ver sos parte real de esta familia - por historia, por tantísimos momentos compartidos y, fundamentalmente, por afecto - lo único a destacar respecto de lo que comentás aquí arriba es que deberías estar agradeciendo que Cacho "Almendra", la cantante "Lluvia Torrencial" y el inefable Carlos Saúl nunca decidieran fijar residencia en Banfield (ver la parte del vaso lleno, ¿viste?).

    Por otra parte, la cantidad de películas, libros y comics que hemos compartido, por enmarcarse en situaciones particulares que ambos fuimos viviendo a lo largo de las décadas, ya ameritarían per se un post aparte.

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  11. Dear : Muy lindos recuerdos...
    En el Electric daban peliculas que luego se dieron en Cine de Superacción en el 11. Siempre daban 2 juntas y si no recuerdo mal, en el Electric se abría el techo en las noches lindas. Los Cañones de Navarone, El sol rojo, alguna de Eastwood de cowboys.
    Louis de Funes era mi ídolo a los 12... En una, Funes tenía un cuñado que hacía pollos sintéticos en una fábrica , pero los vendía como de granja, es decir, hacía una pasta de pollo, que le daba forma de pollo... un adelantado en la "denuncia ecológica". En "Alejandro" recuerdo una escena que me impresionó de chico. A. vuelve a conocer una mujer obsesiva y dictatorial, y la rechaza en el altar y sale corriendo.

    Saluti DrMirocznyk

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  12. Pablo, qué lindos recuerdos de tu infancia. Yo cuando era chica pensaba que si uno tocaba la pantalla del cine, automaticamente quedaba adentro de la pelicula, y por eso no me queria sentar adelante de todo (a ver si me tentaba). Ahora no es tan diferente.

    Muchas veces cuando estoy en el cine me meto en el submundo de la trama y huyo de la realidad. Y tambien hoy es una tentacion muy grande. Para mí el cine era la mejor salida familiar, (despues del tren fantasma del italpark). Otra cosa curiosa: yo pensaba que los actores de la peli se ponian mucho perfume; años despues descubri que el perfume que yo olia era de los espectadores.

    Otra cosa que me pasaba era que ibamos al cine con el subte B y yo estaba preocupada por cómo hariamos a la vuelta para tomar el tren de enfrente, cómo atravesaríamos las vías para llegar al otro lado. Por mas que mi mama me explicaba que se entraba por otra boca, yo siempre tenia ese temor.

    En fin, todos delirios que hacían del cine algo mas fascinante aun, mas misterioso, mas irreal. Recuerdo muchas de las pelis que mencionas, Pablo. Gracias por este tributo que emociona tanto como ver Cinema Paradiso.

    Un abrazo a toda la familia Taskar, me habria gustado ver con ustedes algunas de esas peliculas que mencionan, especialmente las de Louis de Funes como Las aventuras de rabi Jacob, en la que yo le preguntaba a mi papá por qué, si el era judio, no llevaba peiot y kipá como el protagonista.

    Seguramente si hubiera ido al cine con la familia Taskar le habria hecho todas estas preguntas ridiculas al papá al que fue dedicado este hermoso post. Y tambien eso me habria encantado.
    Carla
    PD: Aunque sea llevenme con la familia cuando van a ver capusotto, estareles muy agradecida.

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  13. Dr Mirocznyk
    Por decencia venía evitando mencionar esos títulos que solían venderse como el non plus ultra de la comedia popular francesa y que estelarizaba el enervante Louis de Funes, pero ¡ay! tu comentario precipita mi perversión con que...

    Estaba, por ejemplo, la “saga” de películas a repetición en que hacía de gendarme y que parecía filmada por Enrique Carreras. Una de ellas, "El gendarme de Saint Tropez", portaba obscenamente una melodía con ritmo de twist que se te adhería como una ventosa malsana y que me costó años extipar, algo así como dubi-dubi-dubi-saint tropéz).

    Y seguramente recordás "Las locas aventuras de Rabbi Jacob", con él haciendo de empresario cuyo chofer de la cole lo mete por error en una serie de confusiones que lo ponen, en determinado momento, a hacer de rabino en un templo. Pero esto no era South Park, y todo terminaba con un final aleccionador en que árabes y judíos – décadas antes de Zohan – terminaban en convivencia pacífica por mero capricho del guión.
    Otra imagen fuerte: de Funes buscando no sé que cosa en una fábrica cerrada se resbala y cae dentro de una pileta llena de un líquido gomoso, y cuando sale completamente pegoteado camina y sus zapatones hacen globitos como de chicle.

    Es evidente que al confesartu idolatría hacia este cómico francés abriste mi caja de Pandora.
    Igual, tu vívida evocación del cine Electric compensa.

    Saluti a ti tambien.

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  14. Carla D:
    Hermoso tu comentario. No imaginaba que lo que escribí pudiera generar tal circulación emocional colectiva. Estas son las cosas que me motivan a seguir con este emprendimiento textual a veces un poco tirado de los pelos.

    Bien, apostillas a algunos de tus párrafos:

    - Si uno toca la pantalla de cine...SÍ pasa del otro lado y queda adentro (ver "Sherlock Junior" con Buster Keaton y "La Rosa Púrpura del Cairo" de W Allen). Tu intuición infantil no se equivocaba.

    - Existieron intentos de películas con perfume (ver "Polyester" de John Waters, un melodrama bizarro con su actor fetiche, el travesti Divine. Yo pude verla, no olerla, pero en EEUU entregaban a los espectadores una tarjeta - con el sistema Odorama - numerada del 1 al 10, y cuando se les indicaba debían rasgar el correspondiente número y esnifar. Puedo imaginar, no obstante, que lo que se olisqueaba no era Chanel Nro 5).

    - El temor al subte no es caprichoso puesto que, además de lo que manifestás, pueden llegar a entrar variedad de patoteros (ver "El incidente" con Tony Musante), o justo pueden secuestrar el vagón donde viajás (ver "La captura del Pelham 1 2 3", versión original o remake reciente).

    - La única verdad es la realidad: el personaje de Louis de Funes en "Las locas aventuras de Rabí Jacob" no era judío, las circunstancias lo obligaban a serlo, por eso lo recordás sin adminículos reglamentarios.

    Finalmente, gracias de nuevo por tu calidez y... ¡hecho!, coordinemos para ver lo nuevo que trae Capusotto.

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  15. Pablot:
    Me conmueve esta seguidilla de comentarios a raiz de tu excelente post.No puedo ser solo un espectador,debo contribuir a la causa(y no solo porque mi madre me haya dicho:"escribi en el blog,que a Pablito le encanta!!").Mi tema con tan aniorados recuerdos es un poco difuso,paso a explicar:si bien no localizo muchas de las peliculas que veiamos,recuerdo flashazos(la pile de chicle en la cual Luis de Funes se cae,la musiquita de "mi tio"y la de "El juguete",los "Cinco locos sueltos"corriendo en pelotas,y demas).
    El fenomeno que me ocurre es bastante extranio,ya que tambien logro recordar con claridad los antipastos del almuerzo antes del cine,pero no logro nombrar ni siquiera un plato pricipal posterior.
    Podria escribir horas acerca de el legado cinefilo que nos brindo nuestro padre,pero seria yo un mentiroso al no reconocer que:
    1)voy al cine algo asi como una vez cada dos anios(y no solamente porque es caro).
    2)Siguen siendo mis preferidas las de universidades(bien hechas),y/o las de chicos.
    3)Me encanta el cine ingles(o irish),y no podria soportar ni un minuto de una rusa,o china,o polaca,o francesa(obviamente si en la que hayan buenos senos franchutes).

    Por otra parte,y ya finalizando(esto es lo mas largo que escribi/o lei en mi vida !)tengo que destacar que la unica peli que recuerdo en su totalidad de la era cosmica(del cine Cosmos)fue "Las olimpiadas de Moscu" que en una de esas fue un intento de nuestro padre de que por lo menos uno de sus hijos se cope y sea deportista...conmigo lo logro!!.

    Segui asi,Pablot,logrando lo imposible(que yo escriba y lea),pero por favor,con lenguaje mas popular y entendible(hay palabras que creo que las inventas,que nunca en mis 19 anios de argentino he escuchado).

    Adios.

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  16. Kike:

    Gracias por leer y comentar (dos cosas menos atractivas en tu vida que el zapping por los canales deportivos, lo sé y por eso vale doble)

    Cuando te recuerdo de niño en relación al "tzine" (fonética de cómo lo pronunciabas)más bien se me aparece la imagen del conejito apoyado en una columna esperando al Jerry Lewis en Tu, mi conejo y yo, película repetida ad nauseam en los mediodías sabatinos de canal 11 ("¡señor wulli, señor wulli...!)

    Una duda metafísica.
    ¿A qué se debe tu fijación con los senos franceses?, en otro comment mencionabas la decepción por no encontrarlos en "Las Señoritas de Rochefort". Por favor, danos el nombre de 2 o 3 películas francesas cuyas actrices (y tetas) te marcaron.

    Abrazo.

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  17. Querido primo:

    La respuesta es unidireccional.

    Entre a tu blog y realmente me alegra o place, ver que toda la capacidad que muchos ponian en el deporte o en boludear, vos la capitalizaste en cultura y HUEVOS (fundamentado los conocimientos con el animarse a opinar, dejar escrita esa opinion y bancar los comentarios).
    Tu Blog no es lo mio; aunque me gustaria.
    Pero qué placer me da decir que es mi primo el que escribe.

    Un abrazo y no dejes, que prometo entrar cada tanto.

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  18. Qué casualidad entonces que Pixar se mire tanto en Chaplin. Ya sabemos que las casualidades no existen ;)

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  19. Y encima se llamaba Alabama:
    Sí, Wall-E tiene algo the "The Kid" y de "Tiempos Modernos" pero, por suerte, logra eludir el sobresentimentalismo que a veces aqueja un poco a Chaplin.
    Me encantaría también que la gente de Pixar se diera un paseo por el universo de Buster Keaton. Saldrían maravillas.

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  20. Pablot:me da un poco de pudor meterme en esta novela ( o mini serie) familiar que enlaza generaciones, cartas fraternas, paternas, Cosmos 70 y varias cosas más.
    Pero no quería privarme el placer de inmiscuirme casi como vecino de fila que molesto, hace ruido con el mani con chocolate en la cajita. Un placer el texto y reconocer pelis familiares, gestos generacionales, y sobre todo al fin encontrar alguien que menciones de "LOS Hermanos CHARLES!!!! ( Comento eso con cinéfilos más jóvenes y no los conocen, of course, y los de mi generación se hacen los boludos; hasta Louis de Funes llegan....)
    Bueno eso, y un abrazo. Más tarde tal vez comparta algunas matinés de la memoria de los viejos cines de Quilmes ... con Trinity y varios otros ( el terrible Sábata)...

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  21. Ale R.
    Pero es que, apenas metaforizando, ¡siempre fuiste mi vecino de fila!: no sólo porque me han acompañado unos cuantos textos tuyos (fui lector fervoroso de la primera época de El Amante; te sigo leyendo en tallerlaotra), sino porque, literalmente, más de una vez estuvimos sentados a pocas butacas de distancia en la Lugones o en el Bafici.
    Una alegría que, desmalezando tu pudor, te hayas metido en esta “novela ( o mini serie) familiar que enlaza generaciones, cartas fraternas, paternas, Cosmos 70 y varias cosas más”.
    Epílogo: más allá de algunas pelis puntuales, no supe o no pude transmitir a mis hijos ese inmenso amor por el cine que me legó mi viejo, pero sí la pasión por lo que sea que les interese. De ese “fracaso”, escribí aquí:

    http://viviendodosveces.blogspot.com/2009/08/educacion-cinefila-el-fracaso-del-hijo.html

    Un abrazo grande y…¡¡aguanten los Charles!!, que “5 locos sueltos” y “5 locos avivados” fueron un placer nada culposo.

    PD1: Gracias por tu nota de Oshima, el perfecto aperitivo antes del ciclo en el TGSM.

    PD2: Espero ansioso tu nota sobre las matinés quilmeñas, pero guarda, que Sábata viene a matar (y también había un Sartana ¿no?)

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  22. Sartana y varios más. Mirá, a principios del nuevo siglo en una revista cuyo nombre no quiero acordarme (no era El amante) escribí, por encargo, una suerte de "memorias personales del spaghetti western". Si encuentro ese ejemplar de Haciendo cine ( ups, lo nombré!!!) te transcribiría ese artículo para tu blog. En esa época ya era el reinado intérnetico, por lo que me volví comanche en buscar y rebuscar los títulos de los spaghetti de mi infancia, que han llegado a tener hasta 13 versiones!!! para una misma película. Si ha eso le sumamos el "montaje vertoviano casero" con que los proyeccionistas de los cines de Quilmes proyectaban y editaban a veces un rollo de una peli con el el rollo de otra, imposibles saber si Sábata o Sábato, si Sartana o Tura Satana, si Trinity o Trinidad Tobago. Lo que se, es que soy ante todo spaghetti westermiano temprano, hawksiano adolescente y fordiano tardio- con excepcion de El hombre quieto, vista y revista en la tele de super acción de la casa de mi abuela paterna, que estaba enamorada de "el shon guaine", como le decía.
    Se agradece lo de fiel lector desde aquel amantazgo amarillo hasta esta "otredad" de ahora. Gracias por lo de Oshima, pero reviendo las pelis y descubriendo otras, estoy medio condenado a refutarme a mi mismo. Estoy escribiendo una nota que saldrá en La otra, si llego a término antes de que cierre el número. Estos ponjas sixties estaban muy locos, estaban! Además, escribir sobre Oshima me llevó a investigar 1) La diferencias de la Shochiko y otras productoras, 2) revisar Imamura y Kaneto Shindo y Suzuki 3) Memorizar la historia de los movimientos estudiantiles japoneses desde los 50 a los 70- con más de un paralelo argento- 4) pensar en paralelo entre las tomas del parque indomaericano y las villas ponjas de The sun´s burial 5) descubrir a Suji Terayama 4) releer a Donald Richie, 6) Borrar todo lo escrito, paralizarme, leer a Mishima e intentar seppuku...
    -en ese punto me encuentro en la actualidad-
    Si sobrevivo - lo cual, japonesamente es una vergüenza- y me ves en el Bafici, hace una seña, y nos vamos a tomar sake a la salida.
    sayonara
    ricagno - san
    ( sí, Sábata venia a matar y Sábato a contar la angustia de después)
    PD: en Liberarte tienen Las locas aventuras de Rabbi Jacob, y en una librería- disquerías-café de Corrientes casi Callao, frente al BurgerKing ex Los Anageles, tienen ¡!en vinilo!!! la banda de sonido de lapeli de de Funes. Para que vayal la flia Taskar en pleno a comprarla!
    Abrazo
    Pd 2: estuve leyendo parte de los escritos del grupo Kane - que ni sabía de su Existenz- y encontré algunos bonitos, otros divertidos, y otros interesantes, pero hasta ahora ninguno tan evocativo divertido y sentido como el tuyo o el de Roger.
    El recuento de la cinefilia no solo es memoria, o (re) construcción de la misma: es saber elegir de entre todas "La escena", es saber hacer la remake imposible, y la mise en abismo emocional de la misma. Y esos textos- el tuyo y el de Roger- cumplen los requisitos con creces. Ahora corro a leer" el fracaso del hijo"
    Chapeu!
    Ale

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  23. Ale R:
    Víctima de un "montaje vertoviano casero" similar en el Gran Rex de Miramar (¡donde me dejaban ver las "Prohibidas para menores de 18"!)enfrenté a temprana edad no a Sábata sino al Visconti de Grupo de Familia, y trataba infructuosamente de armar el rompecabezas pensando que la peli era así y yo medio estúpido (etiqueta: Cine Gran Rex de Miramar).
    Cambiando el ángulo recordatorio, hace dos años una inesperada magdalena proustiana en medio del acto de graduación secundario de mi hijo me regresó a las doradas playas del leoncio Cine de Superacción y a me expuso a mi propia perplejidad: ¿cómo era posible, casi 40 años más tarde, guardar en la memoria la consecutividad de dos planos vistos en tardes de películas enhebradas como chorizos? (etiqueta: Proust meets Godzilla (and Mothra))
    Conque, tus menciones me regalan la vívida sensación de un sustrato común susceptible de ser reconstruído a partir de jugosos recuerdos que se complementan. ¡Quiero más!

    PD: Una lectura sin concesiones sobre los grupos japoneses más extremistas, incluyendo sus autopurgas más sádicas puede encontrarse en United Red Army, del loco de Wakamatsu, ¿la viste?

    Abrazo.

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  24. Mientras corto, pego, empasto y me pregunto quién carajo me manda a querer escribir algo diferente de los mucho que hay sobre Oshima en la net, ( y habiendo visto solo 19 de sus 51 films!!- y la vez pienso - en serio- en el tsunami, el peligro nuclear, los godzillas del horror verdadero, los padres y los hijos, tambien pienso en como nos pensaran "los que nos hereden"- si alguen nos hereda- en estos y en otros cuadernos espiralados. Y como serán los recuerdo cinemtograficos de ellos 40 años de acá ¿como será el cine? ¿ lo veran en pantallitas pulsera? ¿ El IMAX será lo que quede de experiencia colectiva? ¿ Se pondran unas gotitas cinéticas para ver cine mientras caminan? Hoy estoy apocaliptico y nada integrado, como verás. Mothra me parece real. Prendo el dvd pra ver una calle de Tokio en El hombre que perdio su destino en un film, y pienso en los que perdieron sus destinos en una de cine catástrofe- esas imagenes musicalidaz hasta la nausea en TN y otras- Mientras tanto repaso imágenes de japoneses y miro barrios de Tokyo que quizas ya no estén. Escribir, como antsunami, de memorias, peliculas, amores barridos, años amontonados, olores de cines, pero tambien de calles, de gentes que ya no estan, tambien de gente que nos espera en el futuro,en todos os futuros, escribir, pulsión, pasión, pero sin olvidar jamás como quería el viejo Taruella que la gente es más importante que las peliculas. Huyamos tambien de la cinefilia mortuoria, que la nostalgia nos roce, pero apenas.
    Un saludo un poco mas o menos budista
    de Ale

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  25. Ale R.
    Hay un video de capacitación empresarial que no por ser explícitamente didáctico deja de tener resonancias poéticas. Muestra a un tipo que día a día asiste azorado a la acción de un flaco que, en una playa repleta de moribundas estrellas marinas, avanza centímetros, recoge una y la devuelve al mar (con un gesto que a mí siempre me recordó el plano final del efebo Tadzio señalando el horizonte).
    El tipo juzga el movimiento como absurdo y va y se lo dice. Cito de memoria:
    - Con todas las miles de estrellas desparramadas por la playa, ¿qué sentido tiene que vayas recogiendo unas pocas para devolverlas al mar?
    El muchachito lo mira, se agacha para tomar una estrella, la arroja al agua y le contesta:
    - Para ésta tuvo sentido.

    Puede haber ene artículos, posts y análisis sobre Oshima en la net y aledaños, pero yo espero el tuyo en La Otra, que se distinguirá por tu voz particular. Si me permitís parafrasear el cuentito precedente: para mí tiene sentido.

    Y sí, mientras tanto Japón, las muertes, la incertidumbre acerca de qué irán a heredar aquellos que acaso nos hereden y, como un reflejo ante el martillito médico en la rodilla, la inevitable reverberación de las imágenes godzíllicas que metonimizan lo tsunami y lo nuclear. Estamos integrados a lo apocalíptico.

    Abrazo.

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