ponyo
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1) Los destinatarios del film
Ponyo on the cliff by the sea no es una película para chicos con guiños para grandes, sino una destinada a todos los que tenemos - valga por esta vez el cliché - alma de niños. Basta con suspender la válvula del escepticismo, abrir los poros y dejar maravillarse.
2) El mismo universo para padres e hijos
Los padres de las películas de Miyazaki, viviendo su vida adulta, no niegan entidad real a las fantasías de sus hijos, ni los apartan de ellas en nombre de la adaptación a un mundo "normal". Es más, tal vez como consecuencia de tradiciones de sincretismo oriental, ellos mismos intuyen o explicitan su creencia en que todos los seres y objetos de la naturaleza están animados o tienen espíritu. Por eso Risa, la mamá de Sosuke puede integrar perfectamente a su cotideaneidad la llegada de un ser tan extraordinario como Ponyo.
3) Cero moralina
El cambio de Ponyo, de pececita hija de divinidades del agua a nena humana con familia adoptiva, no culmina en tragedia como en el 90% de las fábulas tradicionales (La Sirenita de Andersen, por ejemplo).
Lejos de la peste del cristiano aprendizaje moral a partir del dolor, asunto que azota tantos Disneys y hasta algún Pixar - Bambi y Nemo, por ejemplo, empujados a crecer como consecuencia de la terrible muerte de sus madres -, el drama aquí podrá motorizar las acciones de los personajes y ponerlos a prueba, pero no les da un mazazo en la cabeza para que maduren o para hacerlos más "sabios".
Las cosas pueden cambiar, se acepta el cambio y no tiene por qué morir nadie.
Esto es corroborable también en otros Miyazaki; en El Viaje de Chihiro los padres no quedan convertidos en cerdos ad infinitum por su gula, en Mi Vecino Totoro la madre, enferma e internada, volverá al hogar a reunirse con su familia.
4) Nada de binarismo simplificador
No hay un mundo de "los malos" y otro de "los buenos". El estrafalario padre de Ponyo, después de perseguirla en su escape a la superficie terrestre, hacerla seguir por sus pluriformes vasallos marítimos, recapturarla, y soportar el desequilibrio que desencadena su nueva fuga, entiende finalmente que su hija ha decidido ser humana, lo acepta y se despide.
5) Los personajes secundarios de Miyazaki
Nunca son meros comic relieves para alivianar tensiones argumentales y, más allá del tiempo en pantalla, todos poseen entidad propia porque su presencia suele reforzar los cimientos del mundo que contiene la historia.
Así, las hermanitas de nuestra heroína, en su diminutez e indiferenciación, son tanto el afecto que la liga a su lugar de origen como la fuerza satélite que la ayuda a partir.
Párrafo aparte para la calidez con que se presentan personajes de avanzada edad (como en Kiki's Delivery Service o en Chihiro): la relación de Sosuke con las abuelitas del asilo posee un nivel de cercanía y afecto que conmueve sin demagogia.
6) Ponyo... no necesita animación 3D para fascinar
La calidez de sus dibujos, cuyo trazo manual casi puede palparse, encaja perfecto con lo que se quiere contar. Y recrea una sensación parecida a la de estar sentados en las rodillas de nuestros abuelos mientras nos leen aquel libro tan hermosamente ilustrado que nos regalaron.
7) Los paisajes y los planos
La superpoblación de especies en el océano, la casa en lo alto del acantilado, la ruta pegada al mar, el pueblo costero, el maremoto (o tsunami), el casco del barquito de Sosuke visto desde la profundidad (de campo) de la villa inundada: la impresión de realidad que transmiten las imágenes deslumbra y obliga a pensar, a posteriori y volviendo al punto 6) , cuánto realismo de lo fantástico se va perdiendo por el detallismo que permiten las nuevas tecnologías de animación.
8) La música de Joe Hisaishi
Bernard Herrmann y Hitchcock, Nino Rota y Fellini: simbiósis útiles para graficar el grado de entendimiento entre este compositor y Hayao Miyazaki.
En esta oportunidad, momentos de épica sinfónica alla Wagner van entregando pistas del super tarareable tema de Ponyo del final del film. Eso sí, me quedo con el de Totoro (inextirpable, como un chicle en el cerebro).
9) El mensaje ecológico sólo está aludido
No se subraya, no ahoga el placer del relato en nombre de lo políticamente correcto y del mensaje que debemos llevarnos a casa.
10) Cero posmodernidad
El universo del film sólo refiere a sí mismo, lo cual lo ubica en las antípodas de la multiprocesadora de referencias cancheras modelo Schrek, y eso se agradece.
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Gracias Pablo por tu recomendación. Yo no la vi. La que sí vi fue esa peli que mencionás El viaje de chihiro. La verdad es que me costó un poco adaptarme a esa manera de contar una historia. Me pareció una sumatoria de episodios sin que hubiera un tema central.
ResponderBorrarNo entendía el argumento, les preguntaba a mis hijas quién era el malo y quién era el bueno, y los del asiento de adelante me shusheaban, pero al rato escuché que preguntaban lo mismo que yo.
Saqué de la cartera una revista del Village y encendi la luz de mi celular para ver si ahi estaba la explicacion, pero al final solo miré cuántos minutos duraba.
O estoy muy occidentalmente formateada o soy medio buts, (pero es más fácil para mí aceptar lo primero).
Tambien me pareció bastante angustiante (más que Bambi, que debería haber estado prohibida para menores de 40 porque mi mama también lloraba).
Igualmente me parece bueno abrirse a otras maneras de contar. Voy a tratar de ver Ponyo.
Carla
Digo yo...tendra el film algo que ver con la famosa toma de judo de I-Ponyo-Inague???. Por favor,espero respuesta,es que no puedo conciliar el suenio por este tema.Gracias.
ResponderBorrarHola Pablot.
ResponderBorrarGracias por el aporte. me la estoy bajando. (soy medio pirata)
Te recomiendo que entres al blog del programa de radio:
http://www.peligroenlaazotea.com.ar
que hay una entrevista a un cineasta MUY importante que podría interesarte... ja
Un abrazo.
Carla:
ResponderBorrarDentro de mi estante mental de pelis favoritas no sólo está Las Señoritas de Rochefort, también está El Viaje de Chihiro y unas poquitas más; acaso alguna vez podamos armar una proyección con debate...
Pero Ponyo es, creo que aparentemente, menos compleja y literalmente, te zambulle en la trama. Vela, please.
Quique: ¿Cómo era el saludo judoka antes de las peleas?, ¿"Ooooozzz"?
Ignacio: Por supuesto que ingresaré al blog, me intrigaste con eso del cineasta "MUY importante".
A todos: gracias por comentar.
Ponyo me resultó maravillosa, pero -tal vez porque perdí algo del "alma infantil"- tuve una percepción diferente. El final de la película me provocó cierta angustia y si bien transcurría en un mundo mágico donde casi todo es posible, mi lectura personal fue que todos los humanos murieron bajo el agua.
ResponderBorrarLas viejitas que volvieron a caminar, por ejemplo, me llevaron a pensar de que "todos estaban bien", pero en una nueva dimensión...
Beso
Guauu, Ada, qué interesantísima lectura; cambia la perspectiva del enfoque y - lenguaje empresarial - "agrega valor" a lo ya escrito sobre Ponyo.
ResponderBorrarNo obstante...¡que tristeza!, ¿es que no podemos siquiera imaginar un final feliz en ESTE mundo?
Pablo, qué buena tu idea de hacer otro cine-debate en Lunaria. Me gusta el microclima que se arma ahi con gente que no cree que todo esté perdido. Una isla en medio del escepticismo reinante. (Y de paso me desasno un poco. Yo me anoto!!)
ResponderBorrarHola Pablo:
ResponderBorrarMe encantó tu recomendación. De hecho tenía pensado ir a verla más adelante y tus 10 razones me convencieron. En la parte de espectáculos de www.diariovivo.com hice un comentario por si te interesa verlo.
Andrés
Leí tu reseña de Ponyo propiciándola "para los más chicos pero no sólo para ellos".
ResponderBorrarPequeñas militancias cotidianas para desactivar preconceptos muy arraigados acerca de los únicos supuestos destinatarios de este gran film a secas (además, y en todo caso,yo me siento bastante niño).
Y, coincido, hay partículas de Cocoon, pero también algo de la Alicia de Lewis Carroll al revés, puesto que Ponyo decide valientemente venirse para acá desde ese Océano de las Maravillas que es su origen.
Abrazo.
Estuve leyen las 10 razones y creo que me convencí.Seguramente la voy a ir a ver otra vez.
ResponderBorrarDice "estuve leyendo"
ResponderBorrarQue grande Pablot!
ResponderBorrarTe felicito por la constancia de notas en el blog y por la calidad de las mismas. Me causa mucho placer descubrir y redescubrir obras a través de viviendodosveces.
Hace unos dias envié un comment enorme respecto de La cajita feliz pero no se por que coño no se publicó. Estuve escribiendo como 15 minutos para nada!!!
En fin, no queria de dejar de decirte que siempre estoy leyendo tu blog, y que para mi es uno de los espacios referenciales en cuanto a cine.
Un abrazo.
PD: ah, mañana a la noche voy al cine con Lautaro (mi hijo) a ver Ponyo....
Estoy de acuerdo con todos los puntos del post, y más que de acuerdo con algunos en especial: ausencia de binarismo narrativo, de moralismos baratos, de poses tecnologicistas y despilfarros onanistas con el tresdé tan de moda. También escribí una pequeña reseña en mi blog (que te invito a visitar) sobre esta maravilla imperdible de Miyazaki.
ResponderBorrarSaludos!
Hola, Hernán
ResponderBorrarEs probable que parte de la magia de Ponyo exceda al film.
Me explico: la mayor parte de lo que se estrena viene taaaan predigerido, es tan previsible en su forma y contenido, que uno más que vivir experiencias nuevas termina corroborando que repitió, con leves variantes, el nuevo franchising del mismo adocenado producto (¡a lo sumo hacemos control de calidad!).
Por eso, el disfrute con el nuevo Miyazaki (que todavía no sucumbió a Disney, el pulpo que lo patrocina). tambien en esta acepción - te cito - una "forma espontánea de la emoción".
Saludos y gracias por leer mis "10 razones para ver Ponyo"