viernes, 10 de abril de 2009

Bafici: La Pasajera (Andrzej Munk, Polonia, 1963)

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La sentí como un objeto extraño, dilemático.

Porque, ¿cuantas de sus significaciones se deben a quienes, pudorosamente, terminaron de armarla cuando su director murió, antes de finalizar el rodaje?
Pregunta pertinente aun mientras la estaba viendo puesto que, por momentos, una voz en off subrayaba la cualidad de retazo de las escenas no completadas.
El efecto, entonces, es de imágenes como vagones de trenes que se enganchan y desenganchan, pero que dejan entrever una locomotora muy poderosa que sabía adonde se dirigía. Y cómo plantear dudas, ambiguedades o certezas en las relaciones de poder que retrataba.

El centro: la memoria selectiva del pasado, y un presente repentino que hace temblequear el falso recuerdo que construímos sobre él.
Más Auschwitz, el campo de exterminio evocado en un crucero cuando Lisa - décadas atrás guardiana de las SS, en el presente de la acción felizmente casada - se encuentra inesperadamente con Marta, la prisionera polaca a la que, según explica a su marido, intentó proteger nombrándola ayudante.

Particularidades de este film irrepetible y tan fuera del estándar de representación europeo-hollywoodense actual para temáticas similares ("The Reader", sin ir más lejos):

- Fotos fijas para narrar en tiempo presente, pero no en los flashbacks sobre lo sucedido en Auschwitz.

- La vida cotidiana en los campos, si bien flanqueada por alambre de púa, feroces perros y oficiales nazis, se nos muestra rutinaria, repetitiva, neutra. La demostración práctica de la banalidad del mal.

- Ejes cinéfilos: Blanco y Negro + viaje mental por el tiempo + tortura psicológica a partir de la evocación + secuencias de fotonovela (= "La Jetée" de Marker, pero sin la ciencia ficción). Versiones alternativas de un mismo hecho (= "Rashomon", sólo que aquí, a diferencia del film de Kurosawa, parten todas de la misma persona).

- El punto de vista es el de la victimaria, una gélida oficial cuyo poco definido sentimiento hacia su "protegida" - perdón, perdón, me evoca un poco el imaginario de nuestras carceleras vernáculas sado maso de tanta película mala de los 80´s - habla también de su propio sometimiento, expresado magnificamente en sus confusos monólogos de amor, piedad y ansia de dominación.


Puntaje: 7
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