por Rody
(Parte 2 de 3)
Solipsismos reales
Nos habíamos quedado en la pregunta: ¿de qué trata Life on Mars?. Si la googlean podrán leer varias opiniones:
· que se trata del choque de caracteres entre dos policías antagónicos, el Sam que se ciñe a las reglas (by-the-book) versus el jefe setentista que reparte un par de castañazos para obtener confesiones; borracho, misógino, racista, un pelín corrupto, pero, en el fondo, un tierno. Créanme, aún con esa descripción de Gene Hunt auto-titulado Gene the Genie (tal vez en alusión a otro tema de Bowie: The Jean Genie) el personaje se hace querible. Es el resabio de la idea original orientada hacia la comedia.
· Que es la confrontación de la cultura de los 70s con la actual, en particular de los métodos policiales científicos aplicados en un cuerpo de policía pre-tecnológico y de la hipocresía de lo políticamente correcto expuesta ante una jauría de energúmenos con placa policial.
· Que es una reescritura en clave policial del mago de Oz. ¡Así como suena! Se menciona explícitamente el camino amarillo que llevará a Sam a casa, mientras que Gene no pierde oportunidad en llamarlo Dorothy cada vez que él incurre en un comportamiento gay y, por sobre todo, el rol pivote entre 1973 y 2006 que cumple el Dr./Inspector Frank Morgan en esta serie del mismo modo que lo hacía el profesor Marvel en el clásico de la MGM.
Pero lo que realmente me sedujo fue la novedosa forma de tratar un tema que a mí siempre me resultó atractivo, el del solipsismo. Es que hace un tiempo inicié un ensayo, nunca terminado, para soslayar el problema fundacional del solipsismo: “Si yo me estoy imaginando el mundo, ¿cómo es que no soy millonario? ¿por qué no están todas las minas enamoradas de mí? (OK, todas no, pongámosle que las que me gustan nada más. Bueno, está bien, alguna de las que me gustan) ¿Por qué me permito envejecer? ¿en qué estaba pensando cuando se me ocurrió imaginar a Guido Süller?”.
En ese pretérito ensayo postulaba a la realidad como una intersección de solipsismos. Un universo habitado por muchos pensadores que materializaban sus deseos interfiriendo entre sí de forma tal, que, de la interacción de lo que cada uno quiere, se obtiene una realidad que nadie tolera y cuya inercia hace prácticamente inmodificable (había un capítulo en el que se hablaba de los márgenes de esta realidad: la ciencia, el arte, donde el número de pensadores dedicados se reduce, haciendo que su manipulación tenga efectos rápidamente observables). En Life on Mars hay una realidad objetiva externa inicial, de la que se obtiene el material en bruto y las reglas del juego para construir el universo solipsista de un Sam Tyler en estado de coma o loco.
Como muestra se puede mencionar la escena del primer capítulo en la que nuestro viajero del tiempo entra por primera vez a lo que será en el resto de la serie “el pub oficial de reunión de la brigada policial”. Al ser atendido por el barman, un jamaiquino rastafari, lo primero que Sam le dice es: “¿De que rincón de mi mente te habré sacado?”.
(Continuará)
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