Pero un objetivo, para ser motivador, se sabe, debe ser alcanzable (¡nunca imaginé que iba a utilizar esta frase fuera de mi contexto laboral!), y el antecedente de nada menos que el soviético Eisenstein fracasando en el intento a principios de los años ´30 (por no terminar de encontrarle la vuelta a la forma, por falta de financiación, o por ambas cosas) había planchado el asunto.
Entonces, muchas décadas después, va el alemán Alexander Kluge e, intuyendo que el mundo de fines del 2008, con su burbuja financiera explotando, el colapso bursátil y la pérdida masiva de empleos, remite no tan sospechosamente a esa crisis mundial del ´29 que había estimulado aquel megaproyecto, decide retomarlo.
Y le surgen nuevos problemas, porque allí donde Eisenstein, que vivía en un mundo de sistema bipolar, imaginaba posibilidades formales para que un simple campesino u obrero tomara conciencia de su situación con vista a cambiarla, Kluge – como todos nosotros, 80 años más tarde – vive en el triunfo de la voluntad capitalista: one unique world y siempre sobreviviendo a su propia decadencia.
Por consiguiente, si a la pregunta inicial acerca del cómo representar en imágenes aquel libro maldito el soviético amagaba responderla con un mix lógico e imaginativo que combinara un método dialéctico con tácticas joyceanas para formular interrogantes y responderlos, Kluge – a mi entender – no parece visualizar inicialmente una forma actual de representar esa cumbre de la modernidad desde nuestros años posmodernos. El perspicaz alemán, sin embargo, evita el réquiem y se desplaza hacia una tangente que utilizará como soporte para ir experimentando: el tributo al intento de Eisenstein.
Lo que hubiera podido devenir en un cachivache “culto”hecho de retazos culturales ideológicos y cabezas opinantes termina trascendiendo el preconcepto para provocar de una manera fresca y variada nuestro diálogo con aquellos conceptos puros marxistas a la luz de la realidad del siglo XXI.
¿Cómo lo logra?, ¿cómo hace que el cuerpo del film contradiga su propio título y nos haga dudar de estar ante una "antiguedad ideológica"?
Hilvanando lo heterogéneo a través de intertítulos de tipografía e intencionalidad variable; que enmarcan, entre otras cosas, momentos de cine mudo, charlas con escritores, poemas de Brecht leídos con fondo de música noise, investigaciones alla Michael Moore y, en especial, un corto inolvidable de Tom -Corre, Lola, corre-Tykwer que dice más de la vida cosificada del hombre que toneladas de estudios académicos.
Así, cuando Hans Magnus Enzensberger dialoga con Kluge sobre los "estados" que adopta el dinero en su periplo (solido, líquido, gaseoso, ventoso en una "burbuja") y sobre la dificultad de representar esas abstracciones en imágenes, mientras un desocupado comenta su asistencia diaria a un curso sobre Das Kapital complementado por el chateo con colegas chinos, y mientras dos actores leen párrafos del libro para concluir al unísono que no entienden nada de nada, pues... la dialéctica se produce, los bloques secuenciales (no ya los planos) chocan entre sí generando originales pensamientos - y sentimientos - en nuestra cabeza.
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Una experiencia que permite entrever el corazón humanista que animaba toda la teoría de Marx - por más árida que pueda resultar su lectura -, y que posibilita redescubrir muchos conceptos manifestándose más vigentes que nunca. (La acumulación de capital sigue existiendo, ¿no?)
En verdad, la película se hace corta de tan cautivante y pretendemos más: las nueve horas completas en que fue concebida y que, seguramente, amplían el espectro testimonial y lúdico del asunto.
La proyección vista en el cine, para peor, culmina con la ¿publicidad? de esos tres dvds, generando la sensación de que sólo vimos una pequeña parte del todo. ¿Cómo se puede hacer para conseguirlos?, ¿serán caros?
He aquí una paradoja.
Noticias de la Antigüedad Ideológica: Marx-Eisenstein-El Capital, en su versión original de larga duración, se ofrece como una mercancía entre otras que circulan en el mercado, y en tanto es difícil de conseguir y deseable para un selecto nicho de personas con cierta formación intelectual, se va convirtiendo en fetiche (término marxista si los hay).
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No conocía de toda esta historia para adaptar un libro que por otra parte, la respuesta a los fracasos probablemente esté ahí, es inadaptable. Supongo que de lo que se trata es de empezar desde cero con una obra absolutamente autónoma en términos cinematográficos.
ResponderBorrarRecuerdo que a fines del año pasado, cuando una burbuja estallaba y con el aire expelido se formaba otra que anunciaba el fin del capitalismo, escuché varios comentarios en radios y afines sobre el incremento en las ventas del Der Kapital entre la juventud alemana.
ResponderBorrar¡Qué se tranquilice occidente! Las ventas ya han vuelto a sus valores normales.
Mientras esperamos que la e-mula se actualice ideológicamente (ahora bien, pero ¿quien nos proveerá de los subtítulos?) vaya este link en donde Karl Marx nos expone claramente su ideología en mucho menos que los 520 minutos de Kluge:
http://www.youtube.com/watch?v=724tEjRxuyY
Y encima se llamaba Alabama:
ResponderBorrarLo interesante es que a partir de esa imposibilidad que el film mismo tematiza, y al apostar a secuencias descontracturadas con apertura a múltiples formas, no la adaptación de El Capital, pero sí muchas de sus significaciones comienzan a emerger.
Rodi:
ResponderBorrarEl capitalismo occidental no solo está tranquilo sino que, como en las pesadillas más oscuras de Cronemberg, ya reconstituyó todos los tejidos y células de sus peores criaturas.
Rody:
ResponderBorrarRecién ahora accedo al link que pusiste en tu comentario y me desternillé de la risa. Me sorprendiste porque, a priori, imaginaba encontrar una cabeza parlante reflexionando sobre Das Kapital.
Evidentemente, ni Marx ni Lenin ni el "Che" Guevara (¿?) saben nada de nada, Mao parece saber un poquito más.
Como siempre, se ratifica que los Monty Python eran unos capos.
Imperdible, gracias.