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Voy a terminar yendo a ver El secreto de tus ojos para poder participar en debates que me interesan más que ella misma.
Suena a prejuicio y tal vez lo sea, pero si no fuera porque personas que tienen con qué la defienden o la atacan fundamentándolo con inteligencia y sin ser funcionales al lobby (o a la demagogia) del cine nacional, a mí para un Campanella no me agarrás. Hay razones para ello: sus últimas dos películas.
Practicando una especie de populismo hacia la clase media argentina tanto El hijo de la novia como Luna de Avellaneda se dedicaban a contar las penurias y la decadencia de su supuesta bondad. Así, aquel restaurante o club de barrio que representaba el lugar primigenio de la felicidad a partir del ascenso social de la familia argentina en la década del ´50, ahora estaba siendo amenazado por deudas y ofertas empresariales imposibles de rechazar.
El dilema del héroe - siempre Darín - era su tironeo entre el legado familiar y los nuevos vientos. Pero, sobando el lomo a sus espectadores, Campanella lo ubicaba en la encrucijada de una Historia nacional (contextualizando su historia individual) en la que él y su clase parecerían no tener nada que ver.
Mística de un pasado presentado como impoluto, héroe víctima de circunstancias buscando salvarse (como si fuera un periodista yanqui cubriendo una revolución en un país africano), la década del ´90 como corruptora de valores puros encarnados por nuestra gente (Darín, Aleandro, Alterio: la santísima trinidad), empresarios de hoy que por el sólo hecho de serlo son "los malos", un comic relief pintado como loser para enternecer pero que da verguenza ajena - siempre Eduardo Blanco -, costumbrismo de cotillón...
Un cine manipulador, reaccionario, destinado a una clase que suele proclamarse perjudicada por "el país" o "los políticos" (en abstracto) y que jamás asume responsabilidad alguna por las cosas que le pasan.
Y -raro en un experto en filmar capítulos de series norteamericanas- poco fluído narrativamente, acaso embarrado el timing por las declamaciones morales de sus protagonistas.
Sé que puedo estar siendo injusto a priori con El secreto... que aun no ví.
Para acercarme a ella de una manera neutral voy a tener que lograr desactivar el lente del auteurismo (esa manera tan cinéfila de aproximación a una película a partir de rastrear los rasgos personales del universo fílmico de un director en cada nueva cosa que produce).
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En cuanto a Anita, la otra producción argentina destinada al consumo masivo, bueno, no necesito para saltearla otra razón que ese indignante afiche.
Ya leí algunas reseñas sobre ella pero vamos a eludirlas, concentrémonos en el poster:
La señora actriz Norma Aleandro (que eternamente da como bienpensante) abraza y sonríe en forma complaciente a la chica down que, aniñada, parece jugar tocándole la nariz. Trajecito oscuro versus leñadora a cuadritos, estas vestimentas metonimizan respectivamente la condición de adulta seria (con la que hay que identificarse) y la de pobrecita minusvalida a la cual se debe proteger.
El diminutivo del título también la rebaja un poco a la chica con capacidades diferentes: la corrección política de este tipo de productos implica esa sutil subestimación.
El texto "La vida puede cambiar en un instante" reforzando el contexto optimista del cartel, ¿a qué se refiere?, ¿tendrá algo que ver con lo que pasa en el argumento o estará más ligado a esa tradición de rotular publicitariamente que tal o cual film es "un canto a la vida"?
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Ahora bien, Anita trata de Anita deambulando por las calles buscando a su mamá muerta en la explosión de Amia.
No voy a caer en la obviedad de señalar la bajeza chirriante de la dupla "atentado traumático" + "huérfana con síndrome de down" (y demos gracias a que el director Carnevale, según las críticas que leí, no agrega subtramas de desaparecidos durante la Dictadura), aunque...ups, lo hice.
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Lo que sí me interesa es destacar nuevamente el texto de ese afiche desbordante de optimismo y su resignificación cuando lo volvemos a leer sabiendo de qué trata la película.
¿Que muera asesinada tu familia y te quedes sola? ¿a eso remite "La vida puede cambiar en un instante" en medio del alegre entusiasmo que transmite la imagen? Amigos: esa línea es una canallada abyecta.
En cuanto a ver Anita...preferiría no hacerlo..
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La principal hijaputez (¿se escribe así?) del afiche de Anita es la inclusión de Norma Aleandro como una visible protagonista cuando en verdad está no más de 15 minutos en pantalla, que son los primeros, porque después explota la bomba y pum, chau Norma. Igual, más allá del afiche, la película es una rutina de lugares comunes que trata para el culo a sus propios personajes, en especial porque les hace primeros planos y les obliga a decir cosas insufribles casi mirando a cámara.
ResponderBorrarCon relación a El secreto..., yo también fui con prejuicios a verla (en parte porque había odiado Luna de Avellaneda). Pero me sorprendió. Con su particular combinación del policial clásico con el melodrama, con la comedia y con el film noir, con su timing para los diálogos, su crescendo, con las tramas que se integran bien unas con otras. Pero en especial porque por momentos tiene muy buenas ideas con la cámara, el montaje y el punto de vista (ideas de puesta). Pero bueno, no te pongo ejemplos porque no la viste. Ojalá puedas disfrutarla como lo hice yo.
Saludos.
Jajaja, me encanta tu cinismo sarcástico, pero inteligente y objetivo. De las pelis todavía no puedo opinar porque no las ví.
ResponderBorrarPero ya estoy sacando entradas en algún shopping para ver cómo reacciona el pública, llora y se conmueve.
Querido Pablot:
ResponderBorrarA mi,tanto "Luna de Avellaneda" como "El hijo de la novia" me encantaron(vi ambas varias veces inclusive).La dupla Campanella-Darin a mi me hace buen efecto,sobre todo considerando que si las produce mi ex companiero de banco(Adrian Kirzner "Suar")siento como que la cosa es mas familiar.Por ende,apenas aparezcan en el sitio venerado las bajo al toque.Abrazos a tutti.
Hernán:
ResponderBorrarUna de cal y una de arena.
Tu visión de Anita sedimenta mi convicción de no verla NUNCA !!
En cambio, que compartamos ciertos prejuicios a priori (llamémosles "reparos")hacia El Secreto... y que te haya sorprendido en lo formal y lo temático es motivador: iré en cuanto pueda.
Además, tu descripción me sugiere una especie de film alla Aristarain, ¿es por ahí la cosa?
Andrés:
ResponderBorrarJuro que manifiesto lo que siento sin ánimo de "cinismo sarcástico", no me creo más inteligente que nadie. Tampoco menosprecio a quienes disfrutan de lo que yo no y, menos que menos, sacaría "entradas en algún shopping para ver cómo reacciona el público, llora y se conmueve" salvo que fuera sociólogo.
Dicho esto, cabe agregar que mi pasión por el cine anega de subjetividad cualquier intento de análisis objetivo asi que, sí, sin querer queriendo,a veces termino siendo injusto (confío en que no agresivo).
Abrazo
Kike:
ResponderBorrarMucha gente que, como vos, vive afuera adora esas películas, pero mi hipótesis es que se debe a que contribuyen a la idealización de tópicos argentinos como el barrio, la amistad, el obelisco, el club de barrio y el dulce de leche. Potencian un estilo de nostalgia independientemente de lo buenas o malas que sean, fijate que en tu propio caso las querés ub poco más porque te recuerdan a tu ex compañero Suar que las produjo.
Gracias por comentar.
Pablito,
ResponderBorrarNo pierdas el tiempo en ver El secreto de sus ojos, no vale la pena perder el tiempo ni pagar la entrada.
Además de ser una pelicula de mal gusto, obvia y demás, sus 2 horas de duración prodrían haberse sintetizado en unos cuantos minutos.
Para lo único que me sirvió ir a ver ésta película fue el descansar en una cómoda butaca haciendo mi digestión luego de una opípara cena.
Un Abrazo.
Tu primo luis.
Hola Pablo. Soy Raúl, el socio de BrunoS en Lunaria. Ví las dos pelis. Y compartí tus prejuicios. Los reultados fueron disímiles: ESDSO me pareció fantástica; Anita, fallida como pocas.
ResponderBorrarAhora bien, parte por parte: podríamos decir que comparto tus "prejuicios" para con Campanella. Encomillé la palabra prejuicios, puesto que, pensar lo que pensamos a partir de la obra anterior, es un juicio en realidad. Y pienso y sigo pensando lo mismo de anteriores obras de Campanella: el argentino perdedor, que nada puede hacer, sólo reivindicado en los últimos 5 minutos de metraje (me compro el restaurante de enfrente, o encuentro un carné) es algo realmente crispante. También coincido en la funcionalidad de los personajes del in-so-por-ta-ble Blanco, pero he aquí el primer hallazgo de ESDSO: ese ladero, hoy Francella, tiene otra estructura como personaje, otra carnadura también (es perdedor y alcohólico... pero no un borrachín "alla" Blanco: un BORRACHO)y esto es fundamental.
No quisiera seguir argumentando desde el análisis puesto que no la viste, podríamos seguirla después.
En cuanto a Anita, también me llevé una sorpresa: si bien sigue siendo una peli de regular para abajo; debo admitir que el combo "nena down + atentado AMIA" era un convite al golpe bajo el cinto. Sin embargo, en tanto esto, el film sale indemne. El problema es su horripilante guión, con personajes desdibujados e inverosímiles por doquier...
Más allá de las pelis y más allá de los verdaderos porqués... Vaya, qué soprpresa se llevaron mis prejuicios. Y eso está bueno.
Salute!
Una cosita más: no sé si ESDSO es un film "alla Aristarain". Lo que sí sé, a pesar de que me encantó... y juro que lo pensé aún mientras visionaba el film... pensé... "y... qué hubiese hecho Bielinsky con esto?". Justo o injusto, lo pensé.
ResponderBorrarPablot querido: me impresionó mucho abrir el blog y encontrar estos dos afiches. ¡inmediatamente sonó la alarma de mis prejuicios! a mí me parece que al cine argentino le sigue costando muchísimo desprenderse de sus modelos. No me pasa absolutamente nada, o quizás me indigna... no sé... en ese sentido sería mucho más útil ir a ver Anita... aunque, no, ni en pedo. "La vida puede cambiar en un instante", tan profundo como un intestino.
ResponderBorrarUn abrazo!
Radar:
ResponderBorrarEn el fondo, y más allá de todo análisis, uno selecciona lo que va a ver utilizando como brújula algo tan errático como su gusto personal, construido en base a todo lo que vio
antes y aplicándole (todavía más abstracto) lo que podríamos denominar índice de satisfacción histórico.
Eso, más la valoración de las personas que apreciamos intelectual y/o afectivamente, van conformando una cierta expectativa respecto de un libro o una película.
No emito un juicio de valor si digo que a priori no me entusiasmaba ESDSO antes de recomendaciones similares a la tuya como sí lo hacía la perspectiva de ver Gloriosos Bastardos o Nanayo, la última de Kawase (con resultados disímiles a posteriori: regocijo y decepción, respectivamente).
Espero ya ansiosamente la oportunidad de encontrarme con ESDO para empezar a departir desde lo que sea que me pase con el film en sí.
Abrazo, un placer encontrarte por aquí.
Hola Pablo. Ya sabes que soy Bruno, pero al resto le comento que soy el socio de Raúl en el Cineclub Lunaria :). De la filmografia de Campanella, me gusto algo El mismo amor amor…, nada El hijo de la Novia (por Dios, basta del mito y la pompa de Norma Aleandro!!), y ni me molesté ni molestaré jamás en ver ”Luna de Avellaneda”. No sólo porque no me agregará nada, sino porque de ella escuché uno de los mas cursis y espantosos coemntarios por parte un exjefe: que es emocionalmente honesta.
ResponderBorrarPero quiero ir a El Secreto. A mi la película me gusto mucho. El libro es entretenido y estoy a favor de éste tipo de cine industrial en Argentina. No del industrial a la Comodines, Bañeros 1,2,3 o basuras como cualquiera de la factoría Suar. Demagógicas, llenas de lugares comunes y para colmo, con actuaciones protagónicas vergonzosas del "compañero de banco de Kike" (ver comment Kike mas arriba).
A mi no me interesa cuanto puedan recaudar las películas, y sabiendo que no dejaran de existir los tanques, si se hacen a la manera de El secreto de sus Ojos, bienvenido sea.
Un gran acierto, además del personaje de Francella, es el personaje que interpreta Gioia. Un humorista o actor de la risa como el ex-bigotudo, pero en un papel serio y mostrando que tiene con que. Punto para Campanella.
Del resto, me sorprendió gratamente Villamil, a quien siempre la veía inverosímil y (no) a la altura de los papeles que interpretaba (ej: la muy pobre performance en Un Oso Rojo de Caetano), y Rago, bueno, no me pareció gran cosa hasta la escena final. Ahí si me gustó y adquiere el climax que su personaje requería. }Así como Raúl pensaba en que hubieras hecho Bielinsky, yo me preguntaba algo parecido con el personaje de Rago. Que hubiera pasado si ese papel se lo daban a Pompeyo Audivert????.
Y me quedo acá porque prefiero adentrarme en el análisis una vez que veas la peli.
Un abrazo!
PD: están todos invitados el Viernes 11/09 21hs, al Cineclub Lunaria a ver El Custodio, de Rodrigo Moreno con actuación de Julio Chavez. Posteriormente a la proyección, tendremos el placer de recibir la visita del Director para charlar sobre la peli. Cineclub Lunaria, Iberá 1629, Nuñez (entre Montañeses y Arribeños)
Sebastián Elvino:
ResponderBorrarPor favor, concedé que con su manipulación emocional el afiche de Anita pueda impulsar un poco de bronca escrita. Cuestión más inocua que atravesar la película.
Saludito.
Bruno:
ResponderBorrarMala combinación la falta de tiempo y la voracidad cinéfila: obliga a descartar cosas con juicios sumarísimos y, al mismo tiempo, guardar registros culposos de lo que supuestamente también deberíamos haber visto si quisiéramos hablar con propiedad de, por ejemplo… el cine de Carnevale.
Bromas aparte, salvo cuando me interesa curiosear en las “condiciones de emergencia” de un tipo de cine en particular (estructurando la mirada en razón de un autor, un país o un período histórico), no le doy mucha bola al hecho de que sea “artesanal” , “industrial”, “independiente” (copyright Sundance) o “dependiente” (de Harvey Weinstein de Miramax).
La factoría Suar produjo en los 90´s, a partir de su estética televisiva, una imagen cinematográfica propia muy reconocible, mejor producida que la media de ese entonces y luego bastante copiada (botón de muestra: en “nuestro” cine, los tiros y las explosiones comenzaron a ser genéricamente creíbles ).
Pero sus películas son horribles y maniqueas – tanto las buddy-buddy policiales como las comedietas romántico-barriales – y no dudo que en su taquillerismo explícito hayan inspirado las más elaboradas (pero igualmente horribles y maniqueas) El Hijo de la Novia y Luna de Avellaneda.
Juro que veré ESDSO intentando obviar esos antecedentes, el único problema es que gradualmente le estoy empiezando a poner algunas “ fichas”, lo que trae una consiguiente suba de expectativas.
Abrazo grande.
Hola Pablo, yo no vi Anita, pero vi el secreto de tus ojos. La pelicula no es mala, me parece. Pero bastante predecible. Pero no quiero dar detalles (por los que aun no la vieron).
ResponderBorrarIgualmente me gustaron las actuaciones de Francella y Gioia. Una vez vi a Gioia en un bris. Me acuerdo que él le decia al publico "diganme un tema y yo les cuento un chiste sobre ese tema". Y efectivamente, lo hacia! Me alegro que ahora tenga un trabajo mas digno.
No creo que vaya a ver Anita, al menos hasta que consiga una nueva receta de Rivotril. Un medico por ahi...
Un gran abrazo para vos en el dia del maestro! (por las clases que comentaste que das a adultos), y tambien para toda la troupe del blog.
Al fin y al cabo todos en algun momento de nuestra vida enseñamos algo a alguien (en mi caso siempre con contra ejemplos...)
Gracias, Carla !
ResponderBorrarCierta vez, el titular de la cátedra "Literatura Hispanoamericana II" - creo que se llamaba así, la cursé en el ´84 - estaba exponiendo vehemente en un teórico acerca de no sé qué cosa y, gradualmente, comenzó a pausar su torrente verbal hasta detenerse del todo, permanecer algunos segundos en silencio - 40 alumnos lo observábamos atónitos - y luego pronunciar una frase inolvidable:
"Discúlpenme, no creo lo que digo".
Hasta ahora no pude dilucidar si era un idiota o un valiente con altísimo nivel de autocrítica.
Como sea, valga de anécdota y, chin chin, brindis dedicado a los que, como vos o yo, solemos estar más o menos cotidianamente delante de auditorios, "entre los muros".
O tal vez se había tomado un Rivotril, jajjaja!
ResponderBorrarPor favor, necesito volver a ver Familia Rodante para entender el por qué del éxito de El Secreto de tus Ojos......
ResponderBorrarPaola, explica un poco cómo funcionaría ese curioso método deductivo.
ResponderBorrarDe paso, tenelo claro: NECESITAMOS el Oscar, MERECEMOS el Oscar.