sábado, 30 de mayo de 2009

Gatitos

.
Si nos ceñimos al aquí y ahora, en medio de una campaña política vacía de contenidos, supurada de personalismos que miden su influencia como si fueran productos en góndolas supermercadistas…
Cuando las caricaturas televisivas de los candidatos suplantan propuestas concretas y deciden votos, al mismo tiempo en que asimilamos que habrá individuos reales y “virtuales”(perdón: "testimoniales")…
Con un peronismo tan flexible como siempre para adaptarse al medio – parecido al del T-1000 de Terminator 2 – y que, utilizando la coartada de lemas abstractos, sobrevive sirviendo a diversos intereses corporativos …
Observando, como siempre, una izquierda en eterna multiplicación de sus compartimentos estancos y chocando entre sí (¡hay que ver al P.O. en Florida y Diagonal dándole más palos a Pino Solanas que a quienes cotidianamente perpetúan las estructuras de la desigualdad!)…
Con una clase media apoyando, a puro susto, la mano dura contra los bebés de la villa (que, como se sabe, eligieron la criminalidad desde el vientre, ignorando que nuestra sociedad da todas las oportunidades)…

En fin, si hacemos un paneo de nuestro hoy, y le sumamos cierta propensión a ser poco participativos por escépticos – aquí yo - y a refugiarnos en nuestro bunker de familia, amigos, solidaridades particulares y películas – ejem - , el impacto de cruzarnos con Chats Perchés (Chris Marker, Francia, 2004) será enorme.

2001, Paris, sus avenidas, edificios, estaciones de métro, y una pregunta en intertítulo: "¿alguien notó los gatitos sonrientes dibujados por toda la ciudad?"

Con este disparador, este collage entre film-ensayo y cínema vérité invita no sólo a recorrer el espacio urbano, sino a vivirlo a través del arco de acontecimientos de una época breve (2000-2004) que parece sugerir la esperanzadora vuelta del espíritu social, manifestándose espontánea y colectivamente en las calles para oponerse a aberraciones tales como el 9/11, la guerra de Bush en Irak avalado por sus colegas europeos, la posibilidad de un Le Pen gobernando, las políticas contra los inmigrantes, etc.

Pero, ojo, Chris Marker - cineasta de la memoria (o mejor: de imágenes fijadas en la memoria, como Resnais) - no es ingenuo ni demagogo, sabe que no hay más mayo del ´68 y subraya las contradicciones, encubiertas bajo las protestas legítimas.
Es que la realidad viene cada vez más compleja, sugiere, y si bien Saddam fue víctima de la mentira de las armas químicas (o sea, defendible por eso), pregúntenle a los kurdos quién vivió gaseándolos...

Así, Chats Perchés es el documental de un escéptico, pero uno que, además, posee la capacidad de transmitir simultáneamente eso tan bello y difuso reconocible como joie de vivre.
Uno nota la comunión de su cámara con lo que pasa en la calle, su instinto para captar la poesía espontánea de las situaciones.

(Una paloma vuela por los pasillos del métro, hasta que la perdemos de vista en un recodo, de cuyo fondo emerge, difusa, la silueta de una persona. Un intertítulo - la voz y el comentario del narrador en el film - nos había advertido antes: "Veremos una paloma que se convierte en hombre")
.

.
¿Y los gatitos dibujados?
.
.
Por doquier, en los tejados, en el cemento, en las pancartas de los manifestantes, en el subterráneo, en carteles contra Bush (“¡make cats, not war!”), en el hueco de un árbol.
.

.
Sin simbologías obvias pero emergiendo como impulso lúdico de libertad ciudadana, acompañando el abrazo de nuevas generaciones a las causas no individualistas.
.
.
Aparecen, no pueden no estar, descienden del gato de Alicia y – ligeramente manga - del Gatobús de Totoro.
.
.
Momentos de un humor muy Tati: transeúntes intentando sortear los excesivos autos, paraguas abriéndose en una impensada coreografía colectiva. Gatitos reales, también: al pie de escaleras, rescatados de la rama de un árbol alto, lamiéndose las patas…
.
.
Un caleidoscopio que no por optimista descuida la mirada atenta al gradual retroceso de la marcha colectiva, vital y comprometida, hacia una nueva desintegración en pequeños individuos encerrados en sí mismos, embobados por pantallas nacionalistas que transmiten partidos de la Selección Francesa de fútbol, seducidos por el hedonismo de sus dioses deportivos en monumentales afiches…

Entonces, poco a poco, eso que empieza a acontecer va provocando la desaparición de los sonrientes gatitos dibujados, que van esfumándose de los lugares que solían frecuentar.

¿Volverán?
El mundo parece haberlos olvidado, pero el contorno de sus figuras, proyectadas en el suelo hacia el final del film, nos recuerdan con moderada ilusión que allí están, esperando.
.


Listos para apoyarnos si decidiéramos hacernos cargo de nuestra libertad y arriesgarnos a ser menos frívolos, menos paranóicos.



BONUS TRACK : ¿cómo llegué a Chat Perchés?
.
Agnes Varda en Las plages de Agnes revisita los hechos de su vida y contacta en el camino a un Chris Marker que la increpa amistosamente acerca de mayo del ´68, con voz distorsionada y cara oculta detrás de la máscara del gato sonriente.
Felinos de distintas estirpes y formas brotaban, asimismo, en su ensayo-viaje por la hiperbólica Tokyo Sans Soleil, recordé en ese momento.

Y como la cinefilia es naturalmente detectivesca, imaginé que la clave estaría en la explícitamente gatuna Chats perchés que, por supuesto, ni estrenada, ni VHS ni DVD disponibles.
Manos a la obra, entonces. Acicateado a buscar la gema obviamente la encontré (aunque con subtítulos en inglés), convencido de que acceder a este tipo de cosas también es, a su manera, practicar la résistance.
.


.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario