sábado, 25 de abril de 2009

Contra el ingenio (1)

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Basta. Con ingenio sólo se elaboran productos lustrosos con voluntad de venderse (esto es, orientados hacia el dinero concreto), o generadores de reconocimiento (esto es, hacia el dinero simbólico).

La facultad de discurrir o inventar con prontitud y facilidad - gracias, RAE - otorga eventualmente el título de "creativo publicitario", corolario razonable si se tiene en cuenta que el ingenioso suele generar dispositivos sorprendentes.

Hay una escena de una vieja película de Lina Wertmüller llamada Sotto... sotto... strapazzato da anomala passione, en la que el palurdo y machista carpintero protagonista, enloquecido por el probable affaire de su esposa con otra mujer (cito de memoria: "si fueras un hombre te cago a trompadas, pero en esto...¡no hay tradición! "), se topa con amanerados representantes del mundo de la "cultura" (así, con comillas, porque es puro estereotipo) que le espetan un discurso sobre el placer y el relajo, a lo que el perplejo cornudo retruca enardecido algo así como: "¡¡ lo que pasa es que ustedes confunden el culo con la cultura!!".

Bueno, la disyunción poco académica entre culo y cultura me vino a la cabeza pensando en esta otra entre artificio o arte, una confusión bastante inducida por la factoría del entretenimiento.
Otra definición de ingenio que en este punto calza justo: máquina o artificio mecánico.

No es que idealice un deber ser del cine, por otra parte industrial desde su nacimiento, ni que tenga ganas de subrayar la obviedad metodológica de la fábrica de blockbusters, cuyos productos son repeticiones de repeticiones de fórmulas probadas (con leves variantes novedosas), a los fines de su "funcionamiento" en la taquilla. Voy para otro lado...


En los últimos años, un sutil gato por liebre se manifiesta en las obras de ciertos realizadores o guionistas consagrados por la intelligentzia liberal norteamericana y epígonos globales. Son films vanidosos que pretenden ser el último estadío del arte y que, autoconvencidos de significar una lectura personal acerca del mundo, no se reconocen como lo que, en rigor, son:
Objetos ingeniosos cuya finalidad principal es generar admiración hacia quienes los produjeron, seres brillantes bien, bien lejos de la "invisibilidad" del artista que apoyaba Bazin.



(continuará)
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