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Las expectativas suelen ser traicioneras, y de la última de Kitano tenía las peores. No obstante, como ocurre con aquellos viejos amigos con los que, salvo recuerdos felices del pasado, ya se comparte poco, sentí que debía visitarlo.
Sorpresa. Cuando esperaba la tercera parte del fárrago autorreferencial acerca del artistaexitosoencrisiscreativa (luego de "Takeshi´s" y la aun peor "Glory to the Filmmaker!"), aparece este chupetín repleto de vida.
Machisu, de una infancia acomodada a la orfandad más dura, es y será artista plástico; nada ajeno a esta obsesión parece tener la menor relevancia para él ; ni el colegio, ni su integridad física, ni los trabajos, ni una esposa que sacrifica todo para ayudarlo, ni su hija que...(no, no lo contemos). Eso sí, busca reconocimiento en el mundo de la pintura, lo que lo lleva permanentemente a experimentar distintos estilos siguiendo la dirección que le va marcando un crítico de arte que, cíclicamente, le defenestra todo lo que hace por considerarlo poco original.
El movimiento que hace Kitano en "Achilles and the Tortoise" con la excusa de esta línea argumental, es un inteligente zigzag que integra partes de aquel universo personal que le conocemos bien - la infancia alla "Kikujirō no natsu", el amor protector de "Hana-Bi", la camaradería circustancial vista en sus films sobre la yakuza, el pesimismo estoico, la oposición entre planos que son casi fotos fijas para crear un efecto de absurdo, el cromatismo pictórico -, mientras elude, al mismo tiempo, la remisión permanente a su trayectoria como director/personaje famoso.
(Algo que no logra, por ejemplo, Clint Eastwood en "Gran Torino").
Además, hay algunas secuencias muy graciosas, como esa en que Machisu adulto (interpretado por Kitano) es confundido a la salida de un baño público por el proxeneta violento que eternamente suele interpretar Susumu Terajima, o la escena del final, emotiva y atesorable.
Más un plus:
No recuerdo haber visto en pantalla semejante demostración de arte en acción como la que didáctica y metodológicamente se presenta aquí: colores, texturas, formatos, técnicas estrambóticas que incluyen riesgosos body art, choques automovilísticos frente a paredes/lienzos, una panorámica in-cre-í-ble desde arriba para mostrar la explosiva gestación colectiva de una obra, etc.
Bueno, ¿queda alguna duda?, no le daba medio centavo de crédito y, al final, la pasé bárbaro.
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"Still Walking", en cambio, a la que asistí con grandes ilusiones luego del retrato contundente y sin concesiones que Kore-eda Hirozaku había entregado en "Nobody Knows" - niños abandonados en un escandalosamente indiferente Tokyo -, resultó solamente una película "digna", en el sentido más prolijo y académico del término.
¿Por qué?.
Primero intentaré un paréntesis"sociológico" muy general:
No debe ser fácil evitar la tentación de repetir, luego de muchos lauros festivaleros a tus películas anteriores, lo que el segmento de mercado consumidor de lo que hacés - tu target - te demanda.
Así, imagino, si Kitano hubiera jugado para la hinchada en "Achilles..." , habría filmado una más de mafia japonesa, con balaceras y muertes en ralentis convenientemente musicalizados por Joe Hisaishi.
Para no apartarnos de japoneses mainstream, digamos que un Takeshi Miike - talentoso realizador de violentos thrillers de horror gore -, siempre produce, en cantidad anual y calidad dispar, lo que sus seguidores esperan que haga.
La demagogia a veces tiene que ver con el narcisismo de quien sólo quiere que lo amen, pero, en general, tiene mucho más que ver con la posibilidad de maximizar la rentabilidad económica del producto que se vende.
Una prueba transparente de esto es el boom del terror nipón - ahora en declive -, con su batería de imágenes codificadas tales como pálidos fantasmas adolescentes, cabello negro sobre la mitad del rostro, televisores encendidos en habitaciones vacías, etc. ; a partir del éxito internacional en taquilla de "Ringu" todas las "góndolas" se llenaron de mercadería similar, copia, derivada o remake bajo la consigna de aprovechar el filón hasta que, logicamente, su ciclo declinara.
Con el cine artie no deja de ocurrir algo parecido, aunque los nichos - y los montos de ganancias - sean distintos.
En "Still...", Kore-eda busca obtener rentabilidad simbólica al recurrir a los tópicos de representación de lo japonés que se suelen premiar en los festivales (y la consigue: regueros de premios y, en consecuencia, ventas aseguradas).
Mas esto no debería importarnos si su película propusiera cosas emocionantes, ¿no?, al fin y al cabo muchos seguimos disfrutando del cine explícitamente comercial de Spielberg.
Bueno, ¿me gustó?, ¿me entusiasmó?
Difícil concluir. Veamos...
La historia, sencilla: las vicisitudes de un encuentro familiar en casa de los ancianos padres, choques paterno-filiales, viejita adorable, niños, y un terrible acontecimiento del pasado.
Un déjà vu, ya lo había visto todo antes: muerte del hijo y melancolía familiar (en "Shara"), el padre apantallándose en el porsche hogareño (en "Tokyo Monogatari"), el quincuagésimo homenaje con citas al cine de Ozu...
Muy calculado, muy de libro, encuadres bellísimos, fotografía nítida, actores fotogénicos, música intrascendente y confortable, simbolismos de manual (japonés) como el de la volátil mariposa.
Si la estrenan - aunque la confinen a un Arteplex - no va a andar mal, va a tener su público, y a la salida del cine, seguramente, dirá: "¡qué belleza de película!"; "¡cuánta poesía!", "¡que bien filmada está!"
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En cuanto a recomendarla, no digo ni sí ni no, sino todo lo contrario.
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"Achilles and the Tortoise",de Takeshi Kitano, 2008.
"Still Walking" , de Kore-eda Hirozaku, 2008.
Films citados o aludidos:
"Takeshi´s”, de Takeshi Kitano, 2005;
“Glory to the Filmmaker”, de Takeshi Kitano, 2007;
"Kikujirō no natsu", de Takeshi Kitano, 1999;
“Hana-Bi”, de Takeshi Kitano, 1997;
"Gran Torino" , de Clint Eastwood, 2008;
"Nobody Knows" , de Kore-eda Hirozaku, 2004;
“Ringu” , de Hideo Nakata, 1998;
"Shara" , de Naomi Kawase, 2003;
"Tokyo Monogatari" , de Yasujiro Ozu, 1953.
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Hola Pablo! Bueno, sinceramente no tenia conocimiento de éste nuevo trabajo de Kitano. Quizas mi desinformacion al respecto se debiera a la frustracion que me produjo ver sus ultimos trabajos, tan alejados de piezas ineludibles como Hana Bi o Dolls. Era uno mas de los que creia ver en él, la figura del director vaciado de ideas y dedicado al autobombo in progress. Asi, que amigo, ésto es una gratisima sorpresa y un must (junto con las las de Rochefort...) que debo saldar de inmediato!!. Espero que nos podamos ver pronto para que pueda recavar este importantisimo material. Ah, y gracias por brindar éste servicio que permite mantenernos al tanto de piezas viejas y nuevas, que por descuido, nos pasan de largo y debemos atraparlas. Un abrazo grande.
ResponderBorrarBruno:
ResponderBorrarNunca, nadie me lo pidió, pero a veces pienso que mi misión en la vida es mediar entre los films, los libros y las personas.
Gracias, de verdad, por tu comentario.
Qué grande Susumu Terajima... a él siempre se le agradecen sus autoreferencias paródicas... me gustó mucho en Blessing Bell.
ResponderBorrarUn saludo
Hola Pablo! Cómo estás?
ResponderBorrarSe ve muy tentandora la peli de Kitano, aunque no es un director que me guste, me tienta ver esa historia sobre un apasionado de las artes. La mafia is not for me.
Un abrazo!