lunes, 25 de mayo de 2009

Z32, Entre los Muros y Ultima Parada 174: nada o todo que ver

.Por: Maré
Por: Maré

Tres películas bien diferentes y sin embargo, me llevan al mismo punto de interrogación: ¿hasta qué punto estamos condenados por la sociedad en que vivimos y somos producto de ella? ¿Es posible salir de ese condicionamiento ciego?

Estas tres películas hablan de la violencia:
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- Z32 (Avi Mograbi, Israel/Francia, 2008), a través de un soldado israelí que cuenta su participación en la matanza de unos policías palestinos por vengarse de una masacre de la que ni siquiera estos policías tuvieron noticias.

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- Entre los Muros (Laurent Cantet, Francia, 2008) nos muestra la violencia del sistema educativo en el que es imposible enseñar, aprender, dialogar, comprender.

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- Última Parada - 174 (Bruno Barreto, Brasil, 2008) nos relata la historia de un chico brasileño que llega a secuestrar un ómnibus durante 7 horas y luego él mismo muere asfixiado por la multitud vengativa…

Y uno se pregunta, más allá de la calidad cinematográfica de cada una de estas películas: ¿podrían, cada uno de estos personajes –todos cercanos a la vida real- haber actuado de otra manera?

Y sí, todos sabemos (o queremos creer) que en cada uno de nosotros está la voluntad de decir que NO, de no hacer juego a lo que “nos proponen” (todos podemos elegir no ver a Tinelli), pero me pregunto sobre la posibilidad real de cada uno de estos personajes de salirse de su cotidianeidad y de “reflexionar críticamente” sobre lo que están haciendo. Acaso la lógica de su día a día no les permita pensar / pensarse de otra manera.

¿Qué posibilidades tiene el soldado de Z32 de pensar que no está bien salir a matar personas (palestinos, en este caso) cuando en el ejército le lavan la cabeza (¡y qué buen shampú deben estar usando!), como para hacerles creer que la experiencia más excitante de su vida es ir a la guerra y matar a sus “enemigos de siempre”?

¿Pueden los chicos de Entre los Muros actuar de un modo diferente cuando son hijos de inmigrantes en país que vive excluyéndolos, en el que saben que no van a tener oportunidades de desarrollarse y en el que viven el peligro permanente de ser deportados? ¿Y pueden esos docentes no explotar de vez en cuando, preguntándose una y otra vez cómo intentar que algo finalmente pueda interesarle a esos chicos?

¿Y podría Sandro no haber llegado a secuestrar el ómnibus cuando su vida estuvo signada por la muerte violenta, la vida infantil en la calle con matanzas a cargo de los Escuadrones de la Muerte, el acceso cotidiano a las drogas facilitado por los mismos adultos que luego lo condenaron a morir por represalia?

¿Cómo llegaron todos ellos hasta ahí?
¿Y de quién es la responsabilidad de que esto no siga sucediendo?

No se trata de “echar culpas”, pero sí de pensar con inteligencia que en la vida y en este mundo, por mucho que nos pese, las cosas no son blancas o negras, que hay muchas variables que la hacen más compleja y que por lo tanto, las soluciones no son simples. Por eso, en estas tres películas se hace difícil identificarse con uno de los personajes, todos tienen su lado oscuro, y todos tienen sus razones.
A veces estamos del lado de los “buenos” y a veces pensamos que los “malos” por algo lo son. Pero ni eso importa tanto…

Porque lo que mejor logran es que nos preguntemos: ¿cómo es que llegamos a construir este mundo tan nefasto? ¿será posible cambiarlo?
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1 comentario:

  1. Siguiendo con las preguntas, ¿no será que este mundo en el que vivimos no es una construcción elaborada por nadie, sino el habitat más probable para el hombre?

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